Horizontes de Grandeza
Sin duda alguna los Coen bros. son unos fenómenos, saben filmar, dirigir excepcionalmente actores, siempre con una factura artística de primera, bien fotografiadas sus pelis etc, y cuando les llega la oportunidad de revisar un clásico literario del oeste americano como "True grit", siguen mostrando sus uñas de guitarreros y arman un filme extraordinario, donde sus aptitudes creativas siguen mostrándose a full.
Hacer una "remake" que ya protagonizó y hasta ganó su único Oscar, John Wayne en 1969, y que estaba dirigida por el master Henry Hathaway por alli era peligroso, pero los tipos optaron por buscarle la vuelta a la historia de como Mattie Ross -chica de 14 años que va en busca de vengar la muerte injusta de su padre por un empleado ruin-, junto al increíble sheriff tuerto, borracho, despiadado, bocón, de muy mal talante llamado "Rooster" (Gallo) Cogburn y a quienes se les unirá un peculiar "Ranger" texano llamado LaBoeuf, que conformará con los dos dichos un terceto formidable, para vivir una aventura emocionante.
En la peli anterior hay que ver que toda la carne estaba puesta sobre el asador para destaque de Wayne, y aqui la cosa va por resaltar muy especialmente el personaje de la chica, encarnado por la debutante y buenisima actriz juvenil que ojalá llegue a una carrera notable porque tiene talento y fibra absoluta para hacerlo (Hailee Stenfield), y allí es donde se complementa por mucha obra y gracia de los Coen con el "Rooster" de Jeff Bridges quién multiplica y redobla la apuesta de su antecesor con una maestría única, además los hnos. realizadores y el actor ya son piezas de una misma maquinaria de funcionamiento excepcional ("El gran Lebowsky").
Matt Damon también eleva más y más el personaje que antes le había tocado en suerte al insípido y no actor -era un cantante, aún lo es- llamado Glenn Campbell, Damon sigue demostrando su capacidad ante las cámaras, no se quedan atrás: Josh Brolin -otro que nunca para de filmar y filmar- como el malo de la película y el resto son buenisimos actores secundarios, paisajes de realze, música de Carter Burwell -nadie olvida con los Coen, aquella banda sonora magnífica de "Simplemente sangre"-, y toda la grandiosidad de un género nada fácil pero genuino y clásico.
Para los fanáticos del western, este filme no es una "remake" con todas las letras de aquella otra, sino una nueva, superior y necesaria visión de un historia apasionante encuadrada en la funcional modalidad del mejor espéctaculo cinematográfico.