Temporada de Caza: Heredando el frío de la Patagonia.
Premiada en Venecia, esta producción nacional nos pone en la mente de un joven que, tras la perdida de su madre, reavivará forzosamente la relación con su padre biológico en la fría y hostil soledad de la Patagonia.
Un debut siempre es difícil. No solo de realizar sino también de valorar. Esto es especialmente verdad cuando tu primer largometraje gana el Premio del Público en el Festival Internacional de Cine de Venecia a pocos días de su estreno, como le paso en esta ocasión a la directora Natalia Garagiola.
Temporada de Caza es un drama con tintes de thriller que nos muestra los cambios en la vida de un joven tras la perdida de su madre. Hostil, y por momentos violento, su vida cambiara completamente tras verse obligado a mudarse a la Patagonia con la familia de su padre biológico: un guía de caza con el que no tiene contacto hace una década.
Como gran mérito de la directora debutante, la trama y la dirección resultan prácticamente inseparables. Garagiola combina los hechos, personajes y las elecciones de su dirección para crear un pequeño pero atrapante relato que desarrolla en el Sur de nuestro país un ambiente idóneo para que su protagonista se descubra y redefina. Los pequeños momentos de tensión y violencia resultan punzantes gracias a un simple pero efectivo guion, sostenido por un trabajo de fotografía y música que mantienen el film con un nivel técnico que permite apreciar sus varios matices.
La película que se maneja con un podio de personajes. En primer lugar obviamente tenemos al protagonista (Lautaro Bettoni), foco total del film; en segundo puesto tenemos a su padre (Germán Palacios), quizás el único personaje con suficiente desarrollo como para relucir cambios durante la trama, aparte de servir como paralelismo de la fría e indiferentemente hostil Patagonia a la que nuestro protagonista se debe adecuar. Completando el podio esta su padrastro (Boy Olmi), que con pocos minutos en pantalla logra no solo reflejar y profundizar a nuestro protagonista, sino también plasmar el hecho de que resulta la víctima que más sufre los cambios acontecidos, y lo hondo de su dolor. Tanto Olmi como Palacios redondean una gran labor, logrando hacerle fácil a la audiencia empatizar con ellos.
Precisamente el personaje de Olmi resulta una buena comparación con la cinta en general, un breve vistazo en un increíblemente doloroso momento, que trasciende la simpleza de su propuesta gracias a una gran labor en todo aspecto posible. El resto de los personajes resultan funcionales sin ir más allá de lo útil, tal y como el resto del film: grandes resultados aún con limitadas ambiciones, un producto sin mucho brillo pero con luz propia.
Temporada de Caza disfruta los beneficios de una clara y enfocada dirección. La cual permite a la audiencia disfrutar más el sabor del resto de los ingredientes que, a gran nivel, forman un relato personal que acompaña un bello paisaje con un intento de dejar las cosas horribles detrás.