Involución, crimen y castigo
Tras su debut en el Festival de Venecia, llega a cartelera porteña el largometraje Temporada de Caza (2017), dirigido por Natalia Garagiola. La génesis de su ópera prima aborda la problemática adolescencia que transita Nahuel (Lautaro Bettoni). Tras la muerte de Diana, su madre, el joven es enviado con Ernesto (Germán Palacios), su padre biológico. Nahuel no ve desde hace una década, y el viaje implica trasladarse a la destemplada atmósfera del Sur.
La trama centra su eje en el reencuentro entre padre-hijo frente al proceso de duelo. En este sentido resulta lineal y trillada desde el argumento. El guión denota un profundo anclaje a la teoría del psicoanalista Erik Erikson (miembro del emblemático círculo de Freud en Viena) quien sostiene que la influencia social es letal para el desarrollo de la personalidad; esto se refleja cuando Nahuel cambia radicalmente de ámbito y viaja a Chapelco. Allí su forma de vida se remite a la primitiva rutina de Ernesto, que vive en una cabaña en medio de la montaña y se dedica a cazar ciervos para alimentar a su familia compuesta por cinco hijos y sustentar así su economía mediante la compra-venta de estos animales.
En este contexto, se establece un híbrido irracional entre un padre que intenta acercarse a un hijo que pide a gritos ayuda a través del brutal oficio donde el hombre intenta dominar el reino animal: la caza. Esta violencia también está presente simbólicamente tanto en las escenas donde prima el silencio de Nahuel-producto del duelo y distanciamiento con su padre-y cómo éste se va resignificando cuando Ernesto, agotado por los excesivos desplantes, lo enfrenta. Lo intenta encauzar en un contexto hostil; allí intenta sociabilizar, pero a contramano del refugio buscado se ve envuelto en una vorágine plagada de adolescentes que practican snowboard, rapean y se alcoholizan para olvidar el entorno infernal familiar que los rodea y el ámbito despoblado de una provincia a la que Garagiola delinea con animales mutilados, sufrimiento y agonía. Estos detalles reflejan su mirada femenina, implícita por excelencia en la escena donde Bautista visita a Nahuel y él lo presenta ante sus nuevos amigos con dos palabras fuertes: “Mi papá”. A través de estos elementos se busca encandilar al espectador frente a la violencia que, desde el trailer, título y stanley anticipan el choque onírico.
A nivel artístico, tampoco se observan grandes despliegues más que la música a cargo de Juan Tobal que acompaña el relato a la perfección. La fotografía del sur nevado de Fernando Lockett y la puesta de cámara de Garagiola por momentos rememoran la reciente película Nieve Negra (2016), protagonizada por Ricardo Darin y Leonardo Sbaraglia. Sin embargo, como el Yin-Yang, se destacan las actuaciones de Germán Palacios, Boy Olmi y el pequeño actor argentino Lautaro Bettoni que debuta con un protagónico impecable.
Temporada de Caza es fiel reflejo de la incesante violencia en la civilización. Un drama que busca conmover mediante personajes que viajan introspectivamente hacia el encuentro con lo más profundo de sus emociones. Sin embargo, el contrasentido que se busca en las locaciones seleccionadas produce un batifondo descomunal que la directora no termina de encauzar. Estamos, literalmente, frente a un relato de iniciación empapado de drama y redención.