El duelo
El primer largometraje de la realizadora argentina Natalia Garagiola indaga en la angustia del pasaje de la adolescencia a la vida adulta de un joven que acaba de perder a su madre después de una larga agonía debido a una enfermedad oncológica. Tras ser expulsado del colegio debido a una pelea con un compañero durante una práctica de Rugby en un colegio de elite, Nahuel (Lautaro Bettoni) migra de Buenos Aires a la Patagonia para vivir con su padre biológico, Ernesto (Germán Palacios), un guía de caza del Sur de la Argentina a quien no ve desde hace ya más de diez años y que se ha vuelto a casar formando una nueva familia alejado de él.
La hostilidad de Nahuel como respuesta emocional a su sufrimiento crece y se sedimenta en la crudeza del invierno patagónico a la par de la severidad de su padre, que intenta erigir canales de comunicación para canalizar la agresión de su hijo a través de la caza con el fin de sacarlo de su pesadumbre. En el sur el joven conoce a un grupo adolescente y se adentra en sus costumbres y su diversión, que incluye las expresiones contestatarias juveniles del Hip Hop, el grafiti y el skate. En este contexto Nahuel encontrará las claves de su sufrimiento y conocerá frente a frente la diferencia entre la vida y la muerte y sus significados transcendentales.
Con un estilo sobrio y rebelde Temporada de Caza (2017) indaga en las costumbres juveniles con gran soltura, excelentes actuaciones, un guión maravilloso sobre las relaciones entre padres e hijos y la necesidad de los procesos de luto. El trabajo de fotografía de Fernando Lockett (Pinamar, 2016) es parsimonioso, plasmando el contraste entre las tribulaciones del hombre y la calma de una naturaleza inclemente.
Las actuaciones dan cuenta de la atmósfera de circunspección y mesura pero también de la violencia contenida que se manifiestan en el film. El paisaje congelado y el ritmo sosegado del sur se contrapone con la aceleración adolescente del protagonista generando una sensación de contrapunto entre la vida en la capital y el gélido sur, entre padres e hijos y entre las diferencias de carácter de la ciudad y el campo. Tanto el devenir psicológico del luto como los procesos de asimilación son analizados con gran maestría por un guión detallista que trabaja a partir de situaciones ocurridas en el pasado en un descubriendo y un aprendizaje que cada personaje realiza sobre sí mismo, sobre el mundo en que vive y sobre su relación filial. El film demanda de esta forma grandes esfuerzos actorales de parte de Germán Palacios y Lautaro Bettoni demostrando el excelente trabajo de dirección por parte de Natalia Garagiola.
Temporada de Caza es un film de actuaciones maravillosas y escenas que logran construir un equilibrio entre la impetuosidad y la sensatez para marcar el paso de la adolescencia a la madurez pero es también una obra sobre las historias familiares, el sufrimiento de padres e hijos y la necesidad de aprender a convivir. En cada circunstancia y en cada fotograma, la Patagonia es dimensionada en todo su esplendor pero también en toda su hostilidad, planteándole al protagonista una vida distinta, con más enjundia, pero más ardua y afanosa.
La ópera prima de Garagiola es de esta manera un film que se adentra en la psicología de los adolescentes, su cultura, sus procesos de aprendizaje y adaptación para combinarlo y contraponerlo con los rituales de caza y las cuestiones sociales y ecológicas que preocupan y viven los pobladores de la Patagonia en su lucha por preservar los recursos naturales de su hábitat. Así, la minuciosa mirada cinematográfica de la realizadora demuestra su afán por narrar una historia tan rigurosa como fascinante, creando un mundo tan distante como adyacente que se hace carne en la formación y consolidación de la idiosincrasia actual de los argentinos.