El problema lo tiene el espectador que va al cine desprevenido
La película intenta algo parecido al humor absurdo, pero le sale muy mal, empezando por el detalle de estar muy mal narrada. Para empezar, no hay explicación para el extraño fenómeno que hace que el protagonista vea su pene desaparecido, ya que simplemente no lo tiene cuando va al baño a orinar. Luego, la película salta de un terapeuta a otro, todos con algún supuesto tic divertido que no hacen ninguna gracia, y casi siempre hay alguna situación sexual grotesca de personajes que no tienen nada que ver con la situación principal. Por ejemplo, si el protagonista va con una curandera al cementerio, verá una pareja teniendo sexo contra la pared de un mausoleo, y otras cosas por el estilo. La película no está del todo mal filmada, pero las actuaciones y, sobre todo, el guión no resisten el menor análisis. Y no hay más que decir con respecto al problema con Ernesto.