Trabajosa y limitada
Un guionista se despierta, va al baño y descubre que su pene ha desaparecido. Ése es el punto de partida de este relato, en el cual el guionista intentará solucionar su problema, buscando su causa y la posible solución: (¿fantasía, maldición, trauma?).
Al igual que en El periodista, también aquí se insiste en las taras del discurso televisivo y en la vulgaridad siempre presente, pero el film pierde la oportunidad insinuada de burlarse de ese humor desde adentro llevándolo al absurdo. Los códigos humorísticos simplones no son cuestionados sino más bien explotados (las hormonas masculinas "Navratilova", por ejemplo). Recalde narra de forma trabajosa, como si cargara con el peso de ser astuto y ocurrente. Sus limitaciones son ejemplificadas con claridad por la elementalidad de la resolución de la película.