La nueva película del director de 'El Origen' es una muestra de que el cine puede hacer factible lo imposible.
Tenet (2020) es un viaje idílico en el que Christopher Nolan (El gran truco) se sumerge en las leyes físicas del tiempo a través de un guion no apto para impacientes.
Siempre una película de Nolan es un evento imperdible para cualquier cinéfilo. Su obsesión a lo largo de cada película demuestra que a él nada le da lo mismo. Sus historias son construidas desde la no linealidad de la estructura del guion. Las curvas que propone se burlan de la temporalidad aunque los minutos no son los verdaderos protagonistas. Un director con tantos seguidores como detractores (hay quienes lo acusan de pretencioso) y que resulta el ejemplo más destacado del aprovechamiento del cine comercial a la hora de la generación de reflexiones sobre la humanidad.
Tenet se estrenó en el mundo en el medio de un contexto nada alentador para la experiencia cinematográfica. Sin embargo, estamos en presencia de una película que suda cine y que merece ser disfrutada en la gran pantalla. Una historia de acción que pareciera inspirada en James Bond, con trajes de primera línea y automóviles a toda velocidad, se combina con la física cuántica y la inversión temporal. El título del film se lee de la misma manera al derecho y al revés, lo cual es un gran indicio de lo que viviremos. Con este largometraje nos espera una experiencia donde se pone en discusión el principio y el fin, y en donde, tal como en la serie alemana Dark, debate si los bucles temporales se podrían ver afectados por las acciones del ser humano.
Al leer la sinopsis de Tenet creeríamos que, por lo menos, tenemos la base de la película. Si conocemos la filmografía de Nolan vamos a saber de ante mano que los giros argumentativos de sus obras son asombrosos. Y, aunque podremos especular con algunos de ellos, siempre resultan inimaginables y sorprendentes. Pero aquí el director británico fusiona la travesía del viaje temporal con el cine de espías para regalarnos un espectáculo visual desorbitante. Con John David Washington (El infiltrado del KKKlan) y Robert Pattinson (El faro) a cargo de las principales interpretaciones, nos encontramos con el blockbuster más inteligente de los últimos tiempos. A tal punto llega esta mega producción que, para que la experiencia sea integra, el director mandó a pedir un avión real para hacerlo explotar en una de las escenas más relevantes de la película.
Christopher Nolan es un realizador que, entre otras cosas, nos brindó la trilogía de superhéroes más aplaudida de la historia. Y, como si esto fuera poco, fue capaz de plantearnos los juegos mentales más hipnóticos a través de obras como Interestelar (Interestelar, 2014) o El Origen (Inception, 2010). Acá tenemos a uno de los directores más importantes del cine actual, el cual es capaz de imprimirle su sello personal a grandes producciones. Tenet es un punto muy alto de su filmografía. Aquí no se detiene en explicar: es todo acción, verticalidad, curva y otra vez acción. Después de todo eso, con el paso del tiempo y una respiración profunda, llegará nuestro momento de reflexión. Y, sin dudas, volveremos a ver la película con la sospecha de que la cinta podría tener otro orden. Si esto llegase a suceder, estaríamos sumergidos en el juego de Nolan.