Tenet es diferente a todo lo que se haya visto
El filme con el que reabren los cines es thriller, acción y un intrincado juego en el tiempo, en el que se puede ir para adelante o hacia atrás.
Ciertamente Tenet es bastante diferente a todo lo que se ha visto. “No trates de entender nada”, le avisan al protagonista de la historia. Y no, no es un consejo para el espectador, porque si Tenet tiene cierta complejidad en el armado de su trama, y hasta en su manera de narrar, no deja nunca de ser un filme de acción trepidante.
También es un thriller, un film noir y un perfecto juego de cajas chinas en el que se puede ir para adelante y para atrás.
Mejor ir por partes.
Elizabeth Debicki y Kenneth Branagh, de un lado... y del otro. FOTO: WARNER BROS.
Elizabeth Debicki y Kenneth Branagh, de un lado... y del otro. FOTO: WARNER BROS.
El director Christopher Nolan es un rara avis, tal vez como lo fue Steven Spielberg en su momento de esplendor, porque ambos cineastas construyeron su cine de espectáculo imprimiéndole una marca de cine de autor.
No hay muchos cineastas de acción que filmen la secuencia de apertura de Tenet, en una sala de conciertos, con la puesta de cámara, los movimientos y -lo mejor- el creciente suspenso que le imprime a la escena, toma por toma.
Tampoco hay muchos directores que sepan cómo encuadrar un rostro y exprimir ciertos primeros planos -los del malvado shakespeareano que compone Kenneth Branagh, por ejemplo, y en particular un momento de furia con su esposa-. Hay que saber en la edición en qué momento ese primer plano cobra más fiereza que en otro.
El protagonista (John David Washington) y Neil (Robert Pattionson), en la ya famosa persecución automovilística. FOTO: WARNER BROS.
El protagonista (John David Washington) y Neil (Robert Pattionson), en la ya famosa persecución automovilística. FOTO: WARNER BROS.
Y Nolan es un perfeccionista, un tipo minucioso, alguien que quiere seguir filmando -en filme-, en 70 mm y que si desea que un Boeing se estrelle en un aeropuerto consigue que Warner Bros. le autorice hacerlo y no eche mano a efectos especiales -sí: el Boeing que ven estrellarse en Tenet, es un Boeing de verdad, y se estrella-.
Es, también, un hombre con una imaginación visual y narrativa fuera de lo común.
Por eso se permite hacer filmes como Memento, El origen o Interestelar, o la trilogía de Batman y dar saltos en el tiempo y en el espacio.
La máscara no es por el coronavirus. A lo que se enfrenta el protagonista es algo mucho peor... FOTO: WARNER BROS.
La máscara no es por el coronavirus. A lo que se enfrenta el protagonista es algo mucho peor... FOTO: WARNER BROS.
Tal vez, sí, Tenet es lo más ambicioso que haya creado. Y quizá, sí, los vericuetos de la trama, que se explican en diálogos a velocidad relámpago, es algo que puede desalentar a los menos precavidos.
Pero no es que no se entienda nada.
No.
A veces desconcierta.
Tenet, un palíndromo, trata sobre cómo en el presente se intentará evitar que estalle una futura Tercera Guerra Mundial. O “algo peor”. El fin de la humanidad. Hay alguien que, aquí y ahora, recibe información del futuro, y al que le transfirieron la capacidad de invertir objetos.
Por ejemplo, balas. Uno cree que la dispara, pero es al revés.
Los personajes pueden ir y venir en el tiempo y en el espacio. Y, de esa manera alterar la realidad presente… y futura.
John David Washington (El infiltrado del KKKlan, Malcolm & Marie) es el “protagonista” -cuando vean la película comprenderán las comillas-. Debe evitar que un cargamento de plutonio, y cierto algoritmo a poco de completarse llegue a las manos de un vendedor de armas ruso (Sator, el personaje de Kenneth Branagh).
Christopher Nolan, director de la trilogía de "Batman", entrega su filme más ambicioso. FOTO: AP
Christopher Nolan, director de la trilogía de "Batman", entrega su filme más ambicioso. FOTO: AP
Este oligarca inescrupuloso, ególatra, machista y ventajista está casado con una mujer, que será clave en la trama. Y Kat es interpretada por Elizabeth Debicki, que encarnará a Lady Di en la quinta temporada de The Crown.
Al protagonista lo acompaña Neil (Robert Pattinson), un tipo que sabe mucho, de mucho, y en particular que al protagonista le gusta la Diet Coke y que no bebe cuando trabaja.
Pero sabe, o descubre, más.
Kenneth Branagh, un malvado bien shakespeareano. FOTO: WARNER BROS.
Kenneth Branagh, un malvado bien shakespeareano. FOTO: WARNER BROS.
“No se puede confiar en nadie”, dicen también por ahí. En quien sí Nolan confió es en Ludwig Göransson -Oscar por Pantera Negra, compositor de la banda de sonido de The Mandalorian-. Y le da el lugar a la música entendida también como valor agregado en la columna de sonido. Uno se imagina a Nolan trabajando codo a codo, a la par con el sueco, para que la música no acompañe sino que se integre al efecto sonoro.
O hablemos de las escenas de batalla, perfectamente orquestadas, las peleas cuerpo a cuerpo, con cámara hacia atrás, o la persecución automovilística con un auto en reversa…
No hay que ser entendido en física cuando se hable de entropía -la magnitud termodinámica que indica el grado de desorden molecular de un sistema- para disfrutar Tenet.
Como toda gran película, verla más de una vez ayuda a admirarla y deleitarse el doble.