Soy lo que soy
El tema de la homosexualidad instalada en una familia italiana conservadora sirve como disparador de esta comedia dramática que analiza las relaciones afectivas de los dueños de una gran empesa familiar: una fábrica de pastas en Puglia.
El director turco-italiano Ferzan Ozpetek aborda una vez más la temática gay después de El baño turco y El hada ignorante y, sin llegar a los puntos dramáticos de sus anteriores trabajos, logra una pintura amena, alimentada por personajes que se mueven entre las comodidades de la vida burguesa y las confesiones peligrosas.
Tommaso (Ricardo Scamarcio), un aspirante a escritor, vuelve de Roma para una cena familiar en la que su padre le dejará a él y a su hermano la responsabilidad de la fábrical. Tommaso planea anunciar en la cena su gran secreto: es gay. Pero su hermano se adelanta y la sorpresa también se la llevará él.
Entre comilonas, planes y estrategias familiares para mantener la continuidad económica del megocio, los personajes hacen lo que pueden para cantar sus verdades y enfrentando las convenciones. Ahí es donde el realizador pone su sello y describe a los integrantes del clan: un padre que reclama; hijos que sufren a escondidas; la hija del socio que quiere conquistar a Tomasso; la comodidad de la madre; la tía alcohólica (que ve fuera de foco) y una abuela que sabe más de lo que dice.
La llegada del novio de Tomasso y de sus amigos ala casa también cambia el tono del film y agrega confusión a los personajes.