Para James Cameron que regresa como productor y como uno de los autores ( mas los que crearon la historia, los personajes y los guionistas David Goyer, Justin Rhodes y Billy Ray) esta película dirigida por Tim Miller es la única secuela real de “Terminator 2: el juicio final”. Todo las demás secuelas tienen lugar en una realidad alternativa. La película comienza con las viejas imágenes de Sara Connor internada en un psiquiátrico rodeada por psicólogos que no le hacen caso a sus verdades. Deriva luego a Centroamérica donde ocurre lo que nunca esperamos y luego se encamina hacia la acción con tres protagonistas femeninas: Linda Hamilton, y las dos nuevas heroínas Makenzie Davis, que encarna a una humana mejorada, y Natalia Reyes como Dani Ramos, la que debe ser salvada. Unidas las tres mujeres son dinamita. Se los ve poco utilizados a Gabriel Luna como el fabuloso terminator ultima generación, que puede dividirse en dos cuando lucha, y menos a Diego Boneta, el Luis Miguel de la miniserie, como hermano de la protagonista. Desde el afiche ya sabemos que aparece un Arnold Schwarzenegger envejecido, pero su participación tiene algunas sorpresas y algunas verdades no explicadas como que si es una máquina, que se transformo de letal a buenazo, por qué lo afecta el paso del tiempo. Se da como supuesto que los fans solo esperan verlo, igual que a Linda, en acción y eso es que lo sobra en la película. Amén del CGI impecable, las persecuciones y una lucha sobre un avión, que Cameron seguro sugirió como una versión hipermejorada de la escena memorable en “Mentiras verdaderas”. Es así que con un poco de nostalgia y mucha aventura espectacular este Terminator en manos de Cameron funciona como el buen entretenimiento que es.