Terminator – Destino Oculto: Una pérdida de tiempo.
«Terminator: Destino Oculto» es un insulto a la saga y una pérdida de tiempo.
¿Qué pasa si mezclas Dora la Exploradora, El Hombre Bicentenario, mujeres con complejo de inferioridad y una máquina asesina del futuro que alguna vez tuvo dignidad? Exacto: una decepción llamada Terminator: Destino Oculto (2019) que te robará dos horas de tu vida más la plata de tu bolsillo con un arma en forma de boleto para el cine. Antes de continuar, que quede claro que estas líneas no son para criticar en pro del escándalo y la presunción de intelectualismo, sino para hacer justicia —antes de presionar “F”— a una de las sagas más grandes de la ciencia ficción: Terminator.
Ya es costumbre ver joyas cinematográficas un tanto arruinadas por modificaciones hechas para agradar «a todos». En este caso, fueron más allá, traspasaron la frontera de lo “bueno, ya que” hasta el terreno de lo absurdo. Grace (Mackenzie Davis), la cyborg enviada al pasado para proteger a quien salvará a la humanidad, tiene un aspecto que no se corresponde con el de una soldado del futuro post-apocalíptico. No se atrevan a jugar la carta de la T-X en Terminator 3: La Rebelión de las Máquinas, que sea mujer no es el problema, el problema es que su apariencia no compagina con lo que “se espera” del personaje. En el caso de la T-X, era obvio que fuera una mujer atractiva debido a las necesidades de infiltración, pero con Grace se esperarían más músculos, cicatrices de batalla, en fin, algo que la hiciera ver como una sobreviviente.
Si lo anterior no los convence, hay un diálogo en la película donde Grace grita: “¡Nadie les dio permiso de tocar mis partes privadas!”. Dejando en evidencia que su personaje sólo fue hecho para venderse a ciertas personas, que en lugar de crear algo propio tienen que alterar las obras de otros. Mackenzie Davis actuó con una excesiva sobriedad, no se le notó cambios graduales en su actitud hacia Dani, Sarah Connor o el T-800 (el terminator de siempre), sino unos de la noche a la mañana. Por otra parte, Dani (Natalia Reyes) es quien más destacó por su actuación al mantener el equilibrio con un personaje tan caricaturesco como el que interpretó. Encarnó a una caricatura de mujer empoderada, donde se la muestra como una heroína de acción desde el principio en lugar de una persona común y corriente que pasa por una transformación, cosa que es elemental en una película como ésta si se recuerda a la Sarah Connor de la primera Terminator.
¡Alerta de Spoilers!
¿Recuerdan el episodio de South Park donde salen George Lucas, Steven Spielberg e Indiana Jones? Bueno, ahora imagínenlo con Tim Miller (director), Billy Ray, David S. Goyer, Justin Rhodes, Josh Friedman (guionistas) y el T-800. ¿Por qué afirmar tal cosa?, porque aquí, el Terminator (Arnold Schwarzenegger) tiene esposa y un hijo adoptivo. Le dieron una conciencia humana que llegó por obra y gracia del Espíritu Santo junto con la habilidad de ocultarle a su familia el hecho de ser un esqueleto metálico asesino del futuro que no come, no duerme, ni va al baño.
Al pobre Arnold lo amarraron de manos y pies para limitar su actuación a un guion que viola toda la esencia de la saga de Terminator, pasó de ser un badass a un personaje infantil con características incompatibles con lo que “es” un Terminator, es decir, ni siquiera se puso los lentes de sol cuando debió. El resultado fue una parodia total, una máquina que supuestamente no puede sentir desarrolla conexiones emocionales complejas y hace chistes, de una forma muy humana en contraposición a conductas similares del T-800 en Terminator 2: El Juicio Final.
Lo mismo le sucedió a Sarah Connor (Linda Hamilton), pues lo que alguna vez fue una verdadera mujer empoderada que pasó de ser una chica común a una superviviente de élite, es ahora una ocurrente cazadora de Terminators que compite con el T-800 por hacer el mejor Stand Up Comedy. Es una suerte que la dejaran fuera de esa tensión lésbica implícita que hubo entre Grace y Dani, un milagro si se toma en cuenta que echaron por tierra toda la saga con tal de que el líder de la resistencia fuera mujer, hispana y posiblemente lesbiana.
Así es, complacer a una generación hizo que toda la existencia de Sarah Connor se fuera por el caño, cualquiera pensaría que la cosa se pondrá buena cuando vemos a un John Connor adolescente (Jude Collie más un CGI de Edward Furlong) tiroteado hasta la muerte en los primeros 20 minutos pero no. Resulta y acontece que tanto los guionistas como el director armaron una telaraña temporal de realidades alternas para dejar muerto a John Connor y sustituirlo por Dani, ¿no había una forma más descarada de prenderle fuego a la saga?
Si algo resulta más triste todavía, es que el desguace de la franquicia en virtud de la reivindicación racial y sexual dejó en ridículo dichos ideales, dado que todo lo que se muestra sobre México es un cliché. En la cinta vemos cómo las protagonistas se suben al techo de un tren abarrotado de inmigrantes ilegales para cruzar la frontera hacia los Estados Unidos con la ayuda de un coyote que resulta ser el tío de Dani, así como se lee, la protagonista es sobrina de un tipo que vive de pasar indocumentados a los Estados Unidos. Por si fuera poco, el villano de apariencia hispana, un terminator REV-9 (Gabriel Luna), denota que no se tomó en cuenta la cara de niño bueno que tiene el actor, lo que provocó que se viera como un antagonista de telenovela transmitida por Televisa. Además, demostró ser tan emotivo que violó el carácter inmutable de un terminator.
Ahora a lo obvio, el villano es un actor de ascendencia mexicana, las que salvan el día son actrices blancas y quien lo remata es Schwarzenegger, tanto lío por reivindicar a los latinos sólo para que los blancos volvieran a ser los héroes. Como se puede ver, el tiro le salió por la culata a los productores: James Cameron (James… ¿por qué?), David Ellison y Dana Goldberg, debido a que en lugar de un agasajo hicieron el ridículo al evitar tanto algo que finalmente terminaron mostrándolo.
La cereza sobre este pastel de mediocridad, fue, una vez más, la falsedad en los efectos visuales a la hora de mostrar chispas, disparos o fuego, donde a dichos elementos se les nota lo “plano” como si se tratase de un efecto que se enseña mediante un video tutorial de YouTube. Lo anterior es un amargo detalle presente en muchas películas relativamente recientes pero en este caso nos hace pensar: ¿Por qué un CGI queda increíble y un simple disparo no?, ¿cómo puede ser que esta película ni siquiera iguale a los efectos especiales usados en Terminator 2: El Juicio Final hace más de 20 años cuando un videojuego de 64 bits era algo alucinante?
Las palabras no alcanzan para explicar toda la decepción que se siente al ver una saga tan cruelmente tratada. Lo mejor para los fans es tomarse esta película como una joda y considerarla aún más fuera del canon que aquella parodia del terminator salvando a Jesucristo, si ven a Schwarzenegger por ahí denle un abrazo y háganle saber que no fue su culpa, en cuanto a Tim Miller y compañía díganles: “Hasta la vista… baby”.