Viejo, pero no obsoleto
Alan Taylor se pone al mando de Terminator Génesis con el fin de darle una nueva (y cuestionable) vuelta de tuerca al asunto. Sumamente difícil resulta renovar las cosas cuando, tras cuatro proyecciones, las ideas parecen haber sido bastante exprimidas en una saga que para muchos debió haber concluido con la excelente segunda entrega.
La presencia de Arnold Schwarzenegger acaba resultando absolutamente necesaria para que la obra de Taylor sume unos cuantos puntos extra. Es que este ícono del cine de acción saca a relucir los mejores momentos de la historia, ya sea por sus imponentes apariciones como guardián y protector de Sarah Connor o bien por sus acertados toques de humor a través de comentarios que encuentran respuesta positiva en el espectador. Arnold está viejo, pero no obsoleto, como no se cansa de repetir su personaje en determinados pasajes de la narración.
El director nos adentra en un futuro en el que un grupo de rebeldes humanos liderado por John Connor (Jason Clarke) y secundado por Kyle Reese (Jai Courtney) intentan ponerle fin al sistema de inteligencia artificial Skynet. Para salvaguardar el futuro, Connor envía a Reese a 1984 para proteger a su madre, Sarah (Emilia Clarke) de un Terminator programado para matarla con el fin de que no llegue a dar luz.
Terminator Génesis se vale de la utilización del recurso de viajes en el tiempo con la misión de añadirlo como un giro argumental que suene renovador, aunque no innovador. El relato se ve envuelto en una especie de similitud con Back to the Future, por las situaciones que se van sorteando y por todo aquello que implica el regreso a cierta época para modificar el porvenir. No hay nada que no se haya inventado o visto antes en relatos vinculados a las causas y consecuencias que se puedan desprender de toda esa maraña de sucesos asociada a las líneas temporales. En este aspecto mencionado, el enredo se hace presente (hasta quizás de a ratos confunda) y, pese al esfuerzo por tratar de explicarlo todo, quedan cabos sueltos o particularidades que no terminan siendo exploradas por completo.
La película logra cumplir con los requisitos del cine comercial, brindando un espectáculo que da garantías en cuanto al entretenimiento que ofrece (las dos horas de duración no se sienten), así como también en lo que respecta a las secuencias de mayor adrenalina y acción, sostenidas y magnificadas por la riqueza técnica de los efectos especiales. Alan Taylor tampoco se olvida de las dos primeras proyecciones (aquellos clásicos de culto de James Cameron) y nos inyecta una dosis de nostalgia al exponer en la gran pantalla escenas que guardan similitudes con las joyas que conquistaron al público en 1984 y en 1991. Es así como podremos visualizar a un T-1000 (esta vez interpretado por Lee Byung-hun) obsecuente que funciona más bien como un guiño, en su afán por traer a la memoria al que vimos en Terminator 2: El Juicio Final. Lo cierto es que el brillante papel desempeñado por Robert Patrick ha conseguido que todos los villanos que desfilaron en las siguientes obras carezcan del peso necesario como para atemorizar.
Es posible que Terminator Génesis genere opiniones diversas, opuestas y abiertas a debate. Se trata de un film que se aboca a la acción y al entretenimiento derivado de ella. Previsible en sus resoluciones, pero agradable de ver, cumple (sin descollar) con lo solicitado por sus fanáticos.
LO MEJOR: la presencia de Arnold Schwarzenegger. El guiño nostálgico a entregas anteriores. Entretenida.
LO PEOR: algunas cuestiones vinculadas a los viajes en el tiempo. No se acerca, en nivel, a las primeras dos cintas. Previsible.
PUNTAJE: 7