Terminator Génesis era uno de los proyecto más esperados desde que Arnold Schwarzenegger dejó atrás su carrera política y regresó al mundo de la actuación. Pero revivir una franquicia que a lo largo de casi tres décadas pasó por las manos de diferentes personas y productoras (cada película pertenece a un estudio distinto) no es una tarea fácil. Y si bien el resultado final es algo dispar, es suficiente para proclamarla como un digno intento, al que (no por falta de merito) le cuesta trabajo encontrar su lugar en la saga.
Viejo, no obsoleto
Pocas veces el término reboot le sentó tan bien a una película, porque si una cosa queda clara después de ver Terminator Génesis, es que definitivamente no funciona como secuela. Aunque hace lo posible para mantener cierta lógica y respetar los hechos que se sucedieron principalmente en la primera película (las referencias a la segunda son casi todos guiños al espectador), su mayor preocupación reside en establecer nuevas reglas y, con algo de suerte, comenzar una nueva saga. Por lo que si esperan que el film dirigido por Alan Taylor encaje perfectamente en la linea temporal de la franquicia, lamento decirles que no será así. Terminator Génesis bien podría ser una versión alternativa de Terminator 3: Rise of the Machine (la cual aquí se obvia por completo), una Terminator 3.1 si se quiere, hasta con algunos de los mismo conflictos que se sucedieron en aquella película repitiéndose una vez más en esta, pero de forma muy diferente. Sería justo decir que para lograr un mayor disfrute de la película, el espectador debe asumir y aceptar que la saga terminó con Arnold sumergiéndose en metal fundido y levantando su dedo pulgar en los últimos minutos de Terminator 2. La tercera y cuarta parte tendrán sus seguidores y detractores, pero eso aquí no importa. Terminator Génesis es un intento por devolver la saga a sus raíces, sin importar demasiado si se sobrescribe, o se reescribe, o se borra o se contradice todo lo que sucedió hasta el día de hoy en el Universo Terminator. Cuanto más rápido entendamos eso, mejor.
Los Ángeles. Año 2029. Al mando de John Connor la rebelión humana contra los robots de SkyNet por fin ha triunfado, pero todavía no se puede cantar victoria. En un último intento, las máquinas logran enviar un robot a 1984 para eliminar a Sarah Connor, madre de John, antes de que de a luz su hijo. Al mismo tiempo, John Connor envía al mismo año a Kyle Reese para protegerla. Hasta ahí nada que no sepamos por las anteriores películas, pero acá es cuando la cosa se empieza a complicar. Cuando Reese llega a destinos nos enteramos que otro robot T-800 fue enviado a 1973 para proteger y criar a Sarah desde chica, por lo que ya no es la damisela en apuros que alguna vez conocimos. Ahora nos enteramos que el día del juicio final, que originalmente era en 1997 (y en la 3 se pospuso hasta el 2004) será ahora en el 2017, el mismo día que Génesis, una suerte de programa que sincroniza todos tus aparatos tecnológicos, será puesto en linea. Y, ¿que es Génesis?, básicamente SkyNet con otro nombre. Ahora nuestros héroes deberán viajar una vez más en el tiempo, esta vez al año 2017 en una improvisada maquina de desplazamiento temporal creada por Pops, el Terminator guardián de Sarah, para impedir otra vez el día del juicio final. Tarea que, obviamente, no será para nada fácil, ya que el arma que esta vez envía SkyNet para destruirlos es el propio John Connor.
Aunque la película hace las cosas más que bien en materia de efectos especiales, manteniendo el pulso con escenas de acción bien logradas y momentos épicos como la pelea de Arnold vs. Arnold que reescribe los primeros minutos de la primera película, intenta de cualquier manera mantener el sentido. Por momentos el guión parece esforzarse en encontrar giros que le sientan para su propósito, y en otro todo se soluciona con una simple linea de dialogo, siempre haciendo referencia a que ya no hay una, sino varias lineas temporales, por lo que básicamente hay vía libre para hacer cualquier cosa. Y cuando llega el momento del gran giro que tiene la película, probablemente el más interesante desde que Schwarzenegger pasó de villano a héroe en la segunda parte, es cuando terminamos por darnos cuenta que el trailer que lanzó Paramount arruinó absolutamente todas las sorpresas que tenia para ofrecer el film.
Los debutantes en la saga Emilia Clarke. Jai Courtney y Jason Clarke lo hacen con resultados dispares. La actriz de Game of Thrones es a quien le tocó la parte más interesante, ya que tiene oportunidad para crear una Sarah Connor distinta a todas las que conocimos, muy lejos de como se la veía en el primer film, pero con la particularidad de haberse preparado una vida para el Día del Juicio y sin haber sufrido todo lo que vimos y supimos por la segunda película. Clarke es otro que sale bien parado de esta aventura, tanto como el líder de una revolución y como el Terminator de alta gama que busca proteger a SkyNet a toda costa. Por otro lado, Jai Courtney no resulta del todo convincente como Kyle Reese, quien está muy lejos de ser ese tan atractivo y vulnerable héroe que conocimos, y sale muy plano en la piel de un actor que parece careces de expresiones. Arnold Schwarzenegger, tal como dice el propio T-800, está viejo pero no obsoleto, y podría seguir viéndolo interpretar este papel hasta que le de el físico y la mente. J.K.Simmons (Whiplash) y el ex Doctor Who Matt Smith también tienen pequeños papeles en la película, pero mejor no hablar mucho de ellos así reservamos aunque sea algún pequeño giro que Paramount y sus trailers todavía no nos arruinaron.
Conclusión
Terminator Génesis es una película que probablemente guste más al ocasional espectador de cine de acción y ciencia ficción que a los fanáticos de la saga. Que se las arregla para seguir adelante a toda marcha, muy a pesar de su confusa historia y su intento por mantener cierta lógica dentro de un mundo en el que ya parece imposible. Pero si la encaramos como un simple entretenimiento pochoclero, y no como la continuación o reinvención de una franquicia clásica, es probable que se la pueda disfrutar mejor.