Extraña producción coreana, insertada en el género de catástrofe, su título original refiere a la montaña de Paektu, también conocido como montaña Changbai, y ubicada en la frontera entre Corea del Norte y China. La erupción de un volcán causará estragos y una serie de réplicas tendrían consecuencias letales. Una misión a priori imposible busca concretar la hazaña. La premisa suena disparada y la persecución del impacto visual olvida la emergencia ambiental. Preferible es centrarse en las hazañas militares de un film que privilegia la estética de videojuego. Efectos digitales a la orden de un carrusel de escenas de acción de lo más burdas y repetitivas, el cliché ejercita su número más repetitivo: personajes en grave peligro se salvan con llamativa fortuna. Alrededor de ellos, abundan explosiones, derrumbes y colapsos. Todo capturado con suma pericia técnica, pero ausencia de criterio narrativo. “Terremoto 8.5” es una aventura ilógica, banal y exagerada. Un entretenimiento precario que utiliza el montaje alterno arbitrariamente, tergiversando reglas de manual. El modelo hollywoodense mal copiado ha llegado hasta el corazón industrial del cine de oriente.