Sálvese quien pueda
Terremoto: La falla de San Andrés (San Andreas, 2015), dirigía por Brad Peyton, es un película de tono apocalíptico en todo sentido, de extremo desarrollo visual, sobre la destrucción misma -debido a razones inexplicables primero, científicas después- que provocan la catástrofe de varias ciudades de Estados Unidos. Todo se vuelve cada vez más intenso para remover los sentidos y pensar que nada quedará vivo sobre la pantalla. Sin embargo, es la único apuesta de esta película, ya que lo demás queda poco creíble, plástico e impostado.
En ciudades de Estados Unidos comienzan a haber movimientos telúricos que son inexplicables por su magnitud y origen. Los movimientos se están yendo hacia el norte. Un grupo de científicos especialistas en dicha rama, van sacando las razones: todo tiene que ver con la Falla de San Andrés que al erosionar sus bloques desatarán terremotos de mayor intensidad, casi nivel 9 o 10. En ese contexto un piloto rescatista (Dwayne Johnson) logra ponerse en contacto con su ex mujer (Carla Gugino) para ir a buscarla en el estado de California y sacarla de allí. Lo mismo sucede con su hija en San Francisco. Viaja en su helicóptero pero al intentar rescatarlas unos impresionantes terremotos harán que la tarea parezca imposible.
Sin duda la idea de Dwayne Johnson como salvador, capaz de todo, con pasado trágico, con familia desarmada, resulta poco creíble. Aunque ponga toda su entereza y fuerza en un film que también es de acción, poco es lo que puede ofrecer. Además, la película es un constante cliché, altamente predecible, empezando por todas las frases de películas norteamericanas de desastre, que están aquí. Al igual que los romances y los momentos donde alguien que aparentemente se va a morir, se salva. Surge el esquema poco profundo, pues la película trata sobre el padre perfecto que sufre por su drama, que regresa con la esposa perfecta con quien va a buscar a su hija perfecta, que al verse engañada por su novio perfecto, va a encontrar un chico que valga la pena y que se volverá perfecto con un hermanito ultra inteligente a quién le interesa la ciencia, para todos reconstruir entonces, un mundo perfecto.
Lo único que vale y que puede ser relevante son las escenas de los terremotos. En 3D su magia destructiva se luce en todo su esplendor. Pero después, no se obtiene nada más. No es una película insalvable pero puede producir cierta indiferencia luego de la extrema experiencia de la catástrofe. Aquí no son monstruos ni seres venidos de otras galaxias, es solo la tierra que está un poco molesta. El film también sabe a poco, siempre lejos de las grandes películas de desastre de años anteriores o cualquiera que uno desee recordar.