El terremoto que no sentimos
Hace tiempo que no llegaba a la pantalla grande un film que, sin hacer uso de superhéroes, destruyera toda ciudad y edificio que se le cruzara por el camino. Hace tiempo que no llegaba a nuestras salas un exponente del tan mal llamado ¨cine catástrofe¨.
La verdad que se estaba tardando la aparición de uno de estos tanques que a fuerza de efectos especiales quisiera llevarse todo por delante, y ahora que ha llegado podemos dar por sentado que nadie la extrañará cuando se vaya.
Terremoto no promete demasiado, es la típica producción que copia una y otra vez a sus predecesoras del género, agregando o sacando detalles a lo largo de su duración, pero siempre cayendo en el mismo argumento una y otra vez, casi hasta el punto que lo podríamos repetir de memoria sin siquiera haber leído la sinopsis.
Sacando de lado la inevitable comparación con cualquier película moderna del género, el film concentra la atención del espectador en los efectos digitales a los cuales ya estamos tan acostumbrados, sorprendiendo por momentos con escenas impactantes de destrucción, y juega con el lado sensible del público con argumentos tan cliché como lo es de por si la historia central.
Cabe destacar que entre tanta idea repetida y falta de argumento, Dwayne Johnson (The Scorpion Kin, Hercules) resulta salir airoso con una interpretación acorde al protagónico entregado y que puede llegar a sorprender a más de algún espectador.
Si bien Terremoto no termina siendo la gran apuesta que algunos podrían esperar, no desilusiona para pasar un rato de entretenimiento a base de destrucción y efectos digitales bien llevados a cabo. Y si vale hacer una recomendación a quien vaya a verla, es que no se preocupen por buscar la versión 3D, ya que para esta ocasión no es más que un mero accesorio secundario.