Terrifier representa uno de los fenómenos de culto recientes que surgieron dentro del cine de terror independiente.
En el 2016 se conoció la primera entrega del director Damien Leone, quien con un presupuesto limitado de 35 mil dólares (financiado con aportes privados en una campaña de Indiegogo), elaboró un simpático homenaje al slasher vintage de los años ´80.
El film tuvo una repercusión positiva en los aficionados del género y eso alentó a que se pudiera concretar la continuación producida de la misma manera.
La segunda entrega hizo ruido por el hecho que en Estados Unidos hubo personas que se desmayaron y vomitaron debido al contenido del film, un tema que le aportó una mayor promoción,
De hecho, gracias a esa repercusión probablemente consiguió distribución en Argentina.
La nueva obra de Leone, al igual que su producción anterior, evoca el tipo de slasher que fue muy popular en la época dorada del video club.
Desde los clásicos europeos de lucio Fulci (Zombi 2) y Lameberto Bava (Demons) a la primera etapa de Wes Craven.
Terrifier amparada en su gesta independiente consigue desarrollar un espectáculo de tortura porno donde no están ausentes los contenidos misóginos y el sadismo que caracterizaron los filmes de ese período.
El director lleva el espectáculo gore a un extremo que sería complicado de trabajar en una propuesta desarrollada por los grandes estudios.
Quienes disfruten con los baños de sangre zarpados o extrañaba la violencia gráfica de la Nueva Ola de terror francesa que cobró notoriedad a comienzos del siglo 21 este estreno probablemente lo vivirán como una fiesta.
En lo personal me aburrió bastante por un motivo que en breve explicaré.
No obstante, antes quiero resaltar dos virtudes del film que no puedo ignorar aunque no sea fan de la propuesta.
En primer lugar la apuesta de Leone por los efectos prácticos que están impecablemente trabajados y hoy no abundan en el género en tiempos donde suele primar el uso del CGI.
Las escenas intensas y los efectos de maquillaje son efectivos y demuestran lo que se puede hacer con poco presupuesto cuando hay talento en esos campos.
Por otra parte, creo que el payaso Art es el candidato más sólido que surgió en mucho tiempo a la hora de buscar un nuevo personaje icónico dentro del cine de horror.
De todos los intentos que hubo en los últimos años por hacer algo parecido este villano presenta las mejores condiciones para aspirar algún día (lo determinará el tiempo y futuras continuaciones) a obtener un lugar en el salón de la fama entre los grandes monstruos y psicópatas.
Desde un punto de vista conceptual es muy interesante, y se vio favorecido por una estupenda interpretación de David Howard Thornton.
Sienna Shaw también ofrece una muy buena labor en el rol de la final girl dentro de un reparto decente.
Mi gran problema con esta película pasa por su duración de dos hora y 18 minutos que no tiene justificación para una propuesta slasher.
Salvo que cuentes con un guión soberbio que permita mantener la intriga a través de la tensión y el suspenso, la extensión del metraje a este nivel termina siendo contraproducente.
A Terrifier 2 le sobran fácil 40 minutos, cuya edición hubiera impedido que el film no se estancara en la redundancia.
Muy especialmente en el acto final que resulta interminable.
Si no conectas con el gore extremo la duración de este film puede ser un problema.
Para quienes opten por verla en el cine recuerden que hay una escena adicional en la mitad de los créditos.