Terror 5 son cinco historias paralelas, entre bizarras y apocalípticas, que transcurren en una Buenos Aires desangelada, como detenida en el período 2001-2004 (el que va del colapso económico a Cromañón). El inicio es desconcertante: por un lado, se espera el resultado del juicio político al jefe de gobierno y su gabinete, acusados de una tragedia (el arco imaginario va, de nuevo, de Cromañón a Once), por el otro, un adolescente virgen es iniciado en un ritual que consiste en torturar a profesores del secundario (inocultable “préstamo” de Los juegos del hambre, y otro quizá menos evidente a Diario de la guerra del cerdo).
El inicio es desalentador, y aún más que los personajes de la segunda historia no reaparecerán en la película. Al menos, la tercera historia es más empática: una parejita entra a un hotel y termina discutiendo con altas dosis de histeria, sin saber que los están filmando. Los que filman venden historias de fuerte contenido sexual a un maquillado al estilo Kiss, que se divierte psicopateando a un gordito virgen (otro), y todo el desmadre culmina con una invasión zombi al Congreso.
Pese a las actuaciones de Rafael Ferro, Joaquín Larquier, Walter Cornás y Cecilia Cartasegna, entre otros buenos intérpretes, las historias corales no tienen pie ni cabeza, pero como ocurre con casi todo el terror argentino, marcado a fuego por el colectivo Farsa quince años atrás, al menos no aburre.