Steven Spielberg fue visionario y en 1975 dirigió ‘’ Tiburón’’generando así un nuevo subgénero dentro la acción y aventura. Hoy, 44 años después,
el director Johannes Roberts nos trae la segunda parte de la película "Terror a 47 metros".
En este caso nos presentan la historia de cuatro adolescentes que luego de pasar una agradable tarde en aguas cristalinas deciden aventurarse a bucear en una ciudad submarina en ruinas. Rápidamente se encuentran en un infierno acuático que
convierte su pacifica travesía en horror cuando descubren que no están solas en las cuevas subacuáticas. Mientras nadan más profundamente en el claustrofóbico laberinto tratando de escapar, entran en el territorio de las especies de tiburones más mortíferas del océano.
Aquí aplica el mítico refrán ‘’las segundas partes no son las mejores’’ ya que no solo es un típico cliché sino que también el arranque de la misma en lento y a veces roza lo aburrido. Las largas escenas buceando generan momentos estáticos y se reutiliza el recurso de la pelea directa entre humano y tiburón en el cual el animal es vencido o herido por una persona. Este tipo de situaciones cansan y no logran ser del todo verosímiles en la historia.
"Terror a 47 metros" es una película de tiburones más en el género, que no tiene fragmentos a destacar ni trasfondos en los personajes muy importantes. Quizás si te apasiona mucho este mundo animal es un largometraje interesante para ver en el cine y acompañar a estas jóvenes en su travesía, de lo contrario esperen un poco más para verla en la comodidad de nuestros hogares.
Por Keila Ayala