TERROR A 47 METROS: El segundo ataque. Aquello que en la primera entrega de esta saga funcionaba por el carisma de su protagonista (Mandy Moore) y la amenaza latente, se disipa en esta suerte de secuela, que en realidad funciona más como un spin off forzado, con una trama de adolescentes conflictuados, estereotipados, que no logran transmitir ni siquiera el terror necesario frente a los tiburones que los persiguen. Fallida, trillada y olvidable.