Otra de terror sostenida apenas en pocos cosas: oscuridades, amenazas constantes, monstruos que siempre están por llegar, crueldades varias. En el centro, un grupo de jóvenes que se lanzan al turismo aventura. Contratan un guía para dar un paseo por Prypiat, la ciudad donde antes de la tragedia residía el personal de la tétrica Chernobyl. Pero la ciudad no está deshabitada, como le habían asegurado. El auto se rompe, el guía desaparece, no tienen ni comida. Ahí empieza la tortura. No sólo ellos sufren, también el espectador. Lo de siempre: cámara en mano, recursos repetidos, música inquietante, poco presupuesto, puertas al misterio y un mal que va cambiando de rostro (contaminación, lobos, locos fugados) y encima, con un aliado temible: el sistema, que no quiere que ningún curioso pueda contar lo que allí pasa.