Hay algo allí!
Existen sitios que de por sí dan escalofríos y, sin lugar a duda, uno de ellos es la ciudad de Pripyat, el hogar de los obreros que trabajaron en la central nuclear de Chernobyl, una suburbio que aún hoy se encuentra desierto, pero mantiene viva la memoria de la catástrofe. Solo basta recordar lo sucedido para saber que no es uno de los mejores sitios para visitar en Rusia y menos para pasar la noche.
Sin embargo un grupo de seis jóvenes decide visitarlo y se embarca en un “tour extremo” de la mano de un ex militar que auspicia de guía. Para los jóvenes la acción no tarda en llegar y la sensación de intranquilidad logra contagiar al espectador.
La ciudad fantasma presenta sorpresas que sacuden de igual modo a los personajes como a quienes los están viendo desde la butaca: lo desolado se vuelve peligroso y la quietud se transforma en amenazante. Los personajes no están solos.
Si bien el registro con "cámara en mano" es un recurso muy visto, en Terror en Chernobyl logra su cometido, sumándole a esto, un ingrediente más: el efecto claustrofóbico de la oscuridad.
El juego del gato y del ratón se amplía aun más con el correr de los minutos y lo que pretendía ser un paseo, se convierte en una verdaderal pesadilla.
Dentro de la producción se encuentra el creador de Actividad Parnormal, Oren Peli, quien trabajó acá en el guión, mientras que la dirección estuvo en manos del realizador Brad Parker, uno de los encargados de los efectos visuales de películas como El Club de la Lucha y Déjame Entrar, entre otras. Terror en Chernobyl (Chernobyl Diaries) genera un buen clima a partir de una idea atrapante y deja un final para futuras secuelas.