Lo sentimos: el fanático del cine de terror seguramente se sienta tentado a este film realizado “cámara en mano” (basta por favor: cómprense un trípode) sobre cosas que atacan a los visitantes medio idiotas de aquel lugar donde se fundió una central nuclear (y, de paso, la Unión Soviética). Pero es mejor eludirlo: sustos en lugar de miedo, truquitos en lugar de personajes, sonido al máximo en lugar de clima. Una película más que es, en realidad, una película menos.