Ambientada en la ciudad que fue el centro del peor accidente nuclear que se tenga memoria, la peor catástrofe medioambiental de la historia.
Esta ciudad ucraniana fue abandonada tras el estallido de la central nuclear de Chernobyl. Sus habitantes fueron evacuados en 1986 para alejarlos de la radiación de esta forma Prípiat se transformó en una ciudad fantasma.
Unos turistas: Chris (McCartney), Natalie (Taylor Dudley) y Amanda (Kelley) recorren Europa, en Kiev se encuentran con el hermano de Chris, Paul (Sadowski), conocen a dos mochileros Michael (Nathan Phillips), y Zoe (Ingrid Bolsø Berdal) . A partir de ese momento deciden una aventura, contratan a un guía de viajes de nombre Uri (Diatchenko), quien sabe cómo evadir el cerco militar que impide el acceso a la zona, se internan en un bosque y llegan a la ciudad abandonada.
Luego de varias horas en el lugar, estos jóvenes comienzan a escuchar ruidos, sienten que los vigilan, unos animales los acechan, y descubren que los edificios no están vacios. Ellos deciden volver, pero el motor de su camioneta fue dañado, ahora saben que no están solos en Prípiat e intentaran frente a todos los obstáculos regresar a su casa.
Viene de la mano del director debutante Bradley Parker (quien realizo los efectos visuales de películas “El Club de la Lucha”; “Déjame Entrar”, entre otras). Para aquellos que se asoman al género se encontraran con sorpresas y vivirán momentos de tensión. La película cae en la utilización de la cámara en mano, un recurso muy visto, una historia simple que entretiene algunos minutos, está plagada de clichés, su guión es previsible, carece de buenas interpretaciones y cae en lugares comunes. El film en ningún momento pretende que el espectador tome conciencia de la tragedia de Chernobyl, solo intenta aterrorizar hasta el final dejándolo abierto para una secuela.