Poco terror, y muchos clichés.
Esta película de terror de bajo presupuesto comienza con un aviso acerca de que desde 1967 hasta ahora se han difundido más de 3000 avistamientos del Bigfoot, o Piegrande.
También explica que los expertos en Piegrande aseguran que el legendario ser sólo es violento si se lo provoca. A partir de esta información, el espectador aficionado al cine de terror ya sabe perfectamente lo que está por ver, sobre todo debido a que inmediatamente en la secuencia de títulos se ve a unos jóvenes parranderos adentrándose con su camioneta en un bosque nada transitado, mientras filman todo con la típica cámara ultramovediza de costumbre.
Obviamente, es una película de jóvenes que son atacados uno a uno por este famoso eslabón perdido que se defiende o se quiere vengar de un accidente provocado por los chicos que se convierten en sus víctimas.
Uno de los directores de "El proyecto de la Bruja de Blair" realmente está bastante lejos de repetir el truco que hace tantos años logró recaudar millones sin mostrar casi nada. Aquí al menos se termina mostrando algo, un Bigfoot peludo y convincente, eso en medio de actuaciones flojas y eternas persecuciones por los bosques texanos filmados con una vertiginosa y nada profesional cámara subjetiva que en un momento directamente aturde.
Por lo demás, están todos los lugares comunes de este género de jóvenes atacados por un psicópata o monstruo en algún lugar en el que no recibirán ayuda, hay un par de momentos fuertes y poco que ofrecer en realidad a la leyenda del famoso Piegrande.