Cuentan los integrantes de Foo Fighters que, cuando se encerraron en una mansión californiana para grabar lo que sería su décimo disco, Medicine at Midnight, sucedieron cosas paranormales. Porque, ¿de qué otra manera podrían catalogarse las interferencias en las pistas o las repentinas desafinaciones de los instrumentos? Fue entonces que su líder, Dave Grohl, colocó varias cámaras por la casa que validaron que nada era muy normal allí dentro.
¿Qué captaron las cámaras? Imposible saberlo: Grohl y sus compañeros debieron firmar un acuerdo de confidencialidad ya que la casa estaba en venta. Los Foo Fighters grabaron mucho más rápido de lo planeado y se fueron del lugar no solo con un flamante disco, sino también con el germen de lo que sería Terror en el estudio 666, una película centrada en una banda que va a una casa a grabar un disco y termina envuelta en una carnicería demoniaca. Una banda que se llama… Foo Fighters.
Imposible saber entonces si la historia repetida decenas de veces por Grohl fue real o no, pero lo cierto es que los integrantes del grupo se ponen delante de cámara para hacer de ellos mismos en esta historia hecha con dosis iguales de terror y comedia, que comienza con el grupo llegando a la casa original para la grabación en cuestión.
Entre ensayos, referencias, guiños (hay cameos de Lionel Ritchie y John Carpenter) y la aparición de varios personajes secundarios (un ambicioso representante, una vecina fanática de la banda que les lleva una torta espolvoreada con ¡cocaína!) con incidencia en la trama, la película de BJ McDonnell nunca esconde su condición de vehículo para la autoconciencia. Lo hace mechando una cantidad nada despreciable de humor y, sobre todo, de sangre.
En ese sentido, Terror en el estudio 666 es una de las películas contemporáneas con mayor inventiva para imaginar las muertes más absurdas y bizarras: cuerpos de plástico estallando cuando son arrollados, otros rostizándose en una parrilla y, el momento más destacado, una escena de alcoba que incluye la que probablemente sea la motosierra con los dientes más afilados de la historia del cine.