No comas la nieve amarilla
En el año 1957 un avión ruso de carga cayó en territorio de la Antártida luego de que su tripulación se tiroteara y una bala matara al piloto. En la época actual, en la base estadounidense de la Antártida, se encuentra la sheriff Carrie Stetko (Kate Beckinsale) que es la encargada de investigar los pequeños delitos que suceden en el lugar, en apariencia rutinario e incluso acogedor . Hasta que un día el hallazgo de un cadáver en una zona alejada y de difícil acceso propicia una investigación que inevitablemente conduce al avión caído cincuenta años atrás y cuyo cargamento, en parte, fue robado recientemente.
Un asesino misterioso dedicado a eliminar a quienes particparon de la expedición al avión se convierte en la pesadilla de Stetko, quien para peor tiene un trauma que la asalta en forma de flashbacks, producto de una mala experiencia como policía en el continente, situación que por supuesto será debidamente aclarada.
Las dosis de suspenso son vulgares, básicas, de resoluciones previsibles. El director es moroso en la resolución de las escenas que a su criterio deben ser vertiginosas e inquietantes, pero sólo en su cabeza ya que al espectador sólo le producirá aburrimiento y, tal vez, cierta vergüenza ajena. El terror del título apenas se esboza en un filme más adecuado a una edición hogareña que a la exhibición cinematográfica.
Nuestra calificación: Esta película no justifica el valor de una entrada.