Terror en la Antartida está basada en la novela gráfica Whiteout, escrita por Greg Rucka y Steve Lieber en 1998. El comic recibió numerosos premios Eisner - los Oscar del mundo de la historieta -, y el éxito sirvió para que la dupla generara un par de secuelas - Whiteout: Melt y Whiteout: Night - entre el 2000 y el 2007. Los estudios adquirieron los derechos sobre la tira, y durante años estuvieron dando vueltas para concretarla en la pantalla grande. Pero lo cierto es que la versión cinematográfica del 2009 no deja de ser decepcionante.
Desconozco la obra original y si la misma posee los méritos que todos califican. Uno debe tener en cuenta que la naturaleza del comic es, por definición, la creación de mundos exagerados. Las novelas gráficas serían el equivalente de las mini series, en donde los autores ponen un esfuerzo adicional para elaborar historias más complejas y con mayor perspectiva de los personajes. Eso no significa que todas las novelas gráficas sean muestras de excelencia, pero sí de un empeño en crear una narración más pulida. Intuyo que los méritos del comic original de Whiteout se deben a lo estético - una gran cantidad de escenas de la historia están situadas en medio de infernales tormentas de hielo en la Antártida - y a cómo lo resolvieron los autores. Pero la historia en sí no deja de ser un thriller excesivamente rutinario. Lo único que la diferencia de un policial standard es el exótico paisaje helado; pero ni siquiera la trama es medianamente competente como para esconder los ases en la manga que suponen las sorpresas del relato. El 90% de la audiencia puede intuir quién es el villano a los escasos minutos de comenzado el filme, y toda la historia es predecible. No es una falla del director Dominic Sena - Operación Swordfish -, sino que la trama carece de originalidad.
Kate Beckinsale sigue estando tan bella y adorable como siempre, pero a su vez sigue demostrando que es una figura bonita forzada a asumir roles heroicos que sencillamente no son lo suyo. Pero, además de la falta de vuelo de la historia, el otro aspecto negativo es la presencia de Gabriel "The Spirit" Macht, cuya perfomance es espantosa. Es como una versión moderna de Michael Paré - voz gruesa y monocorde, expresividad cero -, elevada a la enésima potencia. Cada vez que Macht aparece en pantalla es una tortura genital; el problema pasa porque su personaje demanda misterio y el actor intenta crearlo de las peores maneras posibles, desentonando fuertemente con el resto del cast. Es una perfomance que arruina los pocos méritos originales del filme.
Terror en la Antártida es pasable por el hecho de que la acción está ok y el paisaje helado se ve muy cool. Para ver en video es digerible, pero su trama eminentemente predecible arruina sus posibilidades. Es rutina facturada sin demasiada inspiración ni vuelo propio.