Chicos lindos, tiburones sueltos
Un grupo de jóvenes compañeros de universidad se disponen a pasar un fin de semana de deportes acuáticos y mucha diversión en la isla del padre de una de las chicas, ubicada en el sistema lacustre del golfo de Louisiana. Plan sencillo, pero nada es lo que parece en ese paraíso miniatura. A poco de llegar, hostilizados por lugareños de mala traza, los chicos ricos y facheros descubrirán que las saladas aguas del lago esconden un aterrador secreto.
Hay un cine que podríamos llamar "nueva clase B" o quizás " tan malo que es bueno" y en esa categoría, definitivamente, David R. Ellis tiene un lugar preferencial. Con productos como "Celular", "Destino final 2" y sobre todo "Terror a bordo" (sí, sí: la película de las serpientes asesinas en un avión donde Samuel L. Jackson llevaba al testigo protegido de una megacausa) se venía posicionando en ascenso dentro del mundillo de acción hollywoodense que conoce tan bien por su larga experiencia como extra de riesgo.
En esta propuesta, Ellis eleva el listón un poco más de lo recomendable, apoyándose en un presupuesto mediano, actores prácticamente desconocidos y la irresistible atracción que los tiburones ejercen en la audiencia desde que Spielberg los hizo debutar en la pantalla grande. ¿Alcanza? Apenas. Sorteada la muy efectista y promisoria secuencia de títulos, los clichés (ya no puede llamárseles "homenajes") son patentes desde la escena incial, con chica linda en bikini enfocada con cámara subacuática, se refuerzan en la presentación exageradamente superficial de los personajes protagónicos (todos carne de cañón, para qué esmerarse...) y resuelven muy rápidamente una trama que no tiene transiciones dramáticas, y sí muchos momentos que rayan la comicidad grotesca.
Tamaño despropósito sólo tiene su razón de ser en el negocio del cine 3D; "Terror en lo profundo" conjuga lo más básico del cine de terror adolescente y lo más básico de las nuevas tecnologías al servicio de una trama que es pura acción y (mediocres) efectos visuales. Eso sí: los amantes de los tiburones se harán un auténtico festín promediando la trama, que es cuando el filme levanta algo la puntería y se revela tal cual es, sin pretensiones de algo más que un entretenimiento ligero.