Lo que pudo haber sido
Para ser claros, Terror en lo profundo 3D es todo lo que temimos que fuera Piraña 3D. En aquel momento Alexander Aja sorprendió con su vertiginosa versión de los pescaditos asesinos, un film con mucha garra, mala leche, sexo, drogas y rock and roll. En el caso de Terror en lo profundo 3D, David R. Ellis decepciona.
El bueno de David es un director irregular. Ha sido capaz de filmar películas con mucho ritmo, ridículas a veces, pero muy divertidas siempre, como Destino final 2 o Terror a bordo (esa locura de las serpientes en el avión con Samuel Jackson). Sin embargo, también es responsable de artefactos fallidos como Destino final 4 y también de este film con tiburones sanguinarios.
Terror en los profundo 3D tiene unos cuantos problemas. Para empezar, un guión inexistente: sólo se mantiene esa premisa de “un grupo de adolescentes excitados van a pasar un fin de semana a una casa cerca de un lago que resulta estar infestado de todas las especies posibles de tiburones”. Luego, todo parece filmado burocráticamente, como si fuera la novena parte de Viernes 13. Es increíble la falta de ideas y la previsibilidad que merodea cada minuto de un film casi insufrible, porque no se puede creer que una historia con semejante premisa sea tan aburrida. La promesa de descontrol y excesos nunca se cumple, pues súbitamente estamos ante un grupo de chicos un poco borrachos y asustados, y sin un mínimo de carisma. Y a todo esto, cuando se genera un pequeño clima o suspenso, hay un abrupto ataque de algún feo tiburón digital que todo lo destruye en un abuso del efectismo sin precedentes.
Párrafo aparte merecen el estúpido trío supuestamente responsable de que el lago esté lleno de tiburones. Dennis Crim, Red y el Sheriff Greg Sabin (interpretados por Chris Carmack, Joshua Leonard y Donal Logue, respectivamente) no sólo son personajes idiotas y fuera de registro, sino que tampoco agregan algo de sentido del humor que tanto hace falta en una película como esta. Quizás se le pueda reconocer algún buen momento a Logue, pero es intrascendente y olvidable en el gris general de la historia.
La falla más grave para un film como este es la falta de humor. Los personajes no tienen la suficiente gracia ni carisma, ni se ven inmiscuidos en situaciones lo bastante ridículas como para generar humor. Tampoco se explota la estupidez o la autoconciencia que suele generar complicidad con el espectador. A cambio de eso, tenemos algún culo puritano, un montón de sexo potencial que nunca se concreta, y bromas brutas y gastadas.
Volviendo a la comparación con Piraña 3D, Aja entendió lo necesario como para que funcionasen los mecanismos del film de monstruos en nuestros tiempos. Releyó y rehízo la película de Joe Dante de 1978, aceleró y llenó de excesos de todo tipo a su película, logrando así un festival infernal, con litros de sangre, estrellas porno y seres mutilados por doquier.
Si Ellis hubiera entendido esto, estaríamos ante la segunda mejor comedia de terror del año. Por desgracia estamos ante otro film intrascendente y olvidable.