La primera señal de que algo anda realmente mal con una franquicia es cuando la secuela se demora un siglo en ver la luz. Si un filme tiene éxito, es necesario armar una continuación en dos años o menos como para mantener viva la llama que encendió la película original; pero si se demoran seis años, los fans del primer filme ya se han olvidado siquiera de qué se trataba. La primera Silent Hill era una sólida película de terror, pero no una que haya despertado pasiones a nivel popular como para, siquiera, hacer el esfuerzo de re-verla antes de presenciar la secuela y entender de qué cacso trataba toda la trama. Si la historia de la original era complicada, era necesario hacer un pasteurizado resumen para poner en autos a todos los sufridos fanáticos del cine de terror que adquirieron entradas para ver la parte dos. Como Terror en Silent Hill 2: la Revelación omite cualquier intento mínimo de explicación que sirva para refrescar lo que ha ocurrido entre un film y otro, lo que ocurre es sencillamente el abismo: un vacío enorme en donde la gente se siente totalmente extraviada y se limita a ver, con absoluta indiferencia, como una avalancha de bizarros monstruos pretenden devorarse a la sufrida protagonista.
Terror en Silent Hill 2: la Revelación es un filme mal escrito y mal dirigido. Es frustrante y, lo que es peor, carece de efectividad a la hora de los sustos. Empieza a vomitar datos inconexos y, como carece de clima (o uno está tan enojado por la falta de información coherente que sirva para entender qué es lo que ocurre) cada secuencia de destripamiento resulta totalmente superficial y fútil. La primera Silent Hill no era precisamente Matrix - algo de culto que los fans vieron 20 veces intentando descifrarla y que terminaron por aprender de memoria - sino un filme pasatista muy logrado. Pero aquí en menos de cinco minutos tenemos a una enfermera sin ojos y con brazos con forma de cuchillos intentando desollar a Adelaide Clemens - la que parece la versión quinceañera de Michelle Williams, aunque con el 5% de su talento actoral -. Los ataques de las criaturas son aquí y allá, totalmente carentes de lógica y parecen tener lugar sólo cuando el libreto precisa inyectarle algo de ritmo a la trama. Después hay una avalancha de personajes anodinos que aparecen / mueren / son torturados por el camino, cosa de justificar el baño de sangre que precisa la cinta para ser calificada "como una de terror".