Si la original era bastante floja, esta segunda entrega resulta un verdadero fastidio. El argumento parece un calco de la primera parte, solo que aquí no existe el tono oscuro y original que ayudaba a soportar de mejor modo a aquella película. Por el contrario acá todo resulta reiterativo, lugares comunes del cine de horror 2.0 que apela a los efectos digitales, a la sangre hecha por CGI y a las escenas de acción montadas frenéticamente, a base de una música trepidante. Y los personajes, tan poco carismáticos no ayudan a redondear esta floja e innecesaria secuela.