Silent Hill fue probablemente uno de los mejores filmes que se hicieron basados en un video juego en las últimas décadas.
Una historia que se destacó por ser un buen exponente del terror psicológico que contó con un buen guión y un reparto que llevó adelante el conflicto con mucha convicción.
Recuerdo que al verla me sorprendí bastante porque las películas basadas en este tipo de entretenimiento no suelen ofrecer producciones que se destaquen precisamente por sus argumentos.
La continuación de Silent Hill lamentablemente no está a la altura de la primera entrega.
En el film original tenías una historia decente de pueblos embrujados que también trataba el tema del fundamentalismo religioso con un conflicto interesante.
La nueva película resultó más tonta y predecible.
El único motivo por el que esta reseña tiene una C y no una D es por respeto a los artistas que estuvieron involucrados en esto.
Tal vez eso es lo más decepcionante porque podrían haber hecho algo mejor.
Adelaide Clemens, la protagonista que interpreta a Heather, es una muy buena actriz que hace un buen trabajo con su personaje y estuvo acompañada por el gran campeón olímpico de remo cinematográfico como es Sean Bean.
El resto del reparto también resultaron convincentes en sus roles y hay pequeñas participaciones de buenos artistas como Malcom McDowell y Carrie Anne Moss, que apenas aparecen un minuto.
Por otra parte, Silent Hill 3D tiene un gran trabajo en lo que se refiere al diseño de producción y la fotografía que seria una gran injustica ignorar.
En esos aspectos técnicos la película está bien y ofrece muy buenos escenarios tétricos.
Inclusive el formato de tres dimensiones estuvo bien trabajado y es un complemento que hizo más atractivos algunos momentos del film.
El problema estuvo en la trama que es realmente mala y está plagada de escenas violentas burdas y predecibles que justamente es lo que evitaron muy bien en la producción del 2006.
Una lástima porque los videos juegos de Silent Hill no son precisamente tontos y tienen argumentos rebuscados y atractivos que en Hollywood esta vez no supieron trasladar en el cine.