La pesadilla más sangrienta de Lady Gaga.
Las películas de terror malas son, muchas veces, buenísimas. No porque estén hechas con ese propósito (aunque a veces si lo están), sino porque el absurdo termina inundando toda la situación, y lo que tendría que asustar comienza a causar gracia. También están las otras películas de terror malas, que por pretenciosas ni graciosas terminan siendo, y este -claro- es el caso de Silent Hill 2 (Silent Hill: Revelation 3D, 2012), una película que no asusta, ni divierte ni nada.
Hagamos un poquito de historia. Como es obvio, esta es la secuela de Silent Hill (2006), una película dirigida por el francés Christophe Gans que, si bien no le hizo justicia al videojuego se dejaba ver un poco. En ella vemos como Rose (Radha Mitchell) lleva a su hija a un lugar llamado Silent Hill. Luego de un accidente Sharon, su hija, desaparece y todo indica que está en ese misterioso pueblo fantasma.
En esta segunda parte conocemos en profunidad a Sharon (Adelaide Clemens), que con 18 años recién cumplidos, vive mudándose de ciudad en ciudad junto a su padre (Sean Bean) que, según dice, cometió por defenderla. Pero esto no es toda la verdad. La gente de Silent Hill la busca porque en ella se esconde el secreto de la liberación de todos los que están atrapados en la ciudad, y llegarán al punto de secuestrar a su padre (Sean Bean jamás la pasará bien en una película) para obligarla a volver. Así, se aliará con un compañero de su escuela (Kit "Jon Snow" Harington) y descubrirá muchos secretos de su vida hasta llegar al corazón de Silent Hill, en donde deberá enfrentar su batalla final.
La película está llena de giros que más que sorprender nos hacen golpearnos la frente con la palma de la mano. El guión y la dirección de Michael J. Bassett (responsable de la horrible Solomon Kane) son pobres y los personajes no son para nada interesantes. Y, a medida que se nos van presentando las "revelaciones" nos damos cuenta que absolutamente nada en Silent Hill tiene sentido.
Otra cosa molesta son los efectos especiales. El 3D forzado nos obliga a "mancharnos" con sangre CGI repetidas veces, y los monstruos (con maquillajes interesantes, reconozco) se convierten en parodias de backdancers de Lady Gaga por sus movimientos extraños, estilo cuadro por cuadro, que más que inquietar dan risa.
Silent Hill 2 está inspirada en la tercera entrega del videojuego y, como le fue bien en taquillas (costó 20 millones y ya lleva recaudados cerca de 50 en el mundo, lo que no es para nada un mal número) todo indica que tendrá otra continuación. Esperemos que esta vez el terror, o de última, la comedia se hagan presentes. Otra entrega de este estilo solo condenará a estas adaptaciones, que tienen una excelente historia para utilizar, mueran en el olvido y nadie las visitará, tal como a los ciudadanos de Silent Hill.
@JuanCampos85