La sospecha en primer plano
Al terminar de ver la nueva película de Hernán Goldfrid uno, como espectador, se siente reconfortado porque se plasmó en la pantalla un inquietante juego de suspenso en el que las sospechas están presentes en todo el metraje.
El director viene de hacer Música en espera una comedia que tambíen se inclinaba por la intriga y en Tesis sobre un homicidio, el cineasta sube la apuesta al concretar una película con una historia rica en detalles y que va dejando sus migas de pan para que el espectador pueda seguir las pistas.
Ricardo Darín vuelve a la pantalla grande con el personaje de Roberto Bermúdez, un abogado de larga trayectoria, separado y retirado de la profesión, que ahora dedica sus días a la docencia con un Seminario sobre Derecho Penal. Entre sus selectos alumnos está Gonzalo (Alberto Amman), el hijo de un diplomático español que fuera su amigo. Pero cuando aparece el cadáver de una alumna en el estacionamiento de la facultad, las certezas y la obsesión del protagonista señalan como prinicipal sospechoso a su aprendiz.
Con el espíritu de films como La verdad desnuda y con las herencia de realizadores como Brian De Palma, Golfrid puebla la trama de personajes que envuelven, seducen y conquistan, y abre el juego para que las sospechas abarquen a todos e incluso para que el público dude de lo que está viendo.
Tesis sobre un homicidio envuelve su relato con una factura técnica envidiable, movimientos de cámara que sumergen al espectador en detalles (los tickets de la farmacia donde el supuesto criminal hizo las compras) que cobran fundamental importancia.
Obsesionado con probar la culpabilidad del muchacho, Bermúdez inicia una cruzada personal para llegar a la verdad y en su camino se cruza con el personaje encarnado por Calu Rivero (quizás lo más flojo de la propuesta) y un amigo, interpretado con convicción por Arturo Puig. Ricardo Darín entrega un personaje creíble que navega entre sus sombras cuando intenta descubrir el "crimen perfecto", pero quien se roba la película es el actor español Alberto Amman (Celda 211), con un composición minuciosa que exaspera. Tan feroz como la presencia de la agrupación Fuerza Bruta en un tramo tenso del film. De estructura cíclica, Tesis sobre un homicidio cumple su objetivo aunque es posible que el público espere un desenlace contundente y más sorpresivo.