Más de un espectador encontrará puntos de contacto entre “Tesis de un homicidio” y “El secreto de sus ojos”, al estar ambas protagonizadas por Ricardo Darín en sendos personajes con más de una similitud, incluyendo la investigación de la violación y asesinato de una joven. Si algo tienen en común ambas producciones es el haber confiado el rol central al actor más taquillero y uno de los más talentosos de Argentina. Las recientes idas y vueltas en sus declaraciones, seguramente en forma involuntaria, ayudarán al seguro éxito comercial del presente estreno.
Roberto Bermúdez (Darín) es un abogado que ya no ejerce en su profesión y dedica su tiempo a la docencia en la Facultad de Derecho dando cursos de posgrado en derecho penal. Ha publicado recientemente un libro titulado “La estructura de la justicia” y, pese a su prestigio, parece haber perdido el rumbo en su vida al estar separado de una psicóloga y ser proclive al alcohol (whisky).
Cuando se incorpore a su curso el joven Gonzalo Ruíz Cordera (Alberto Ammann, actor argentino residente en España), que conoció de chico al haber tenido vinculación con los padres de éste, su vida sufrirá un inesperado giro.
La causa será el feroz asesinato de una joven, que trabajaba en un bar cercano, en el estacionamiento de la Facultad de Figueroa Alcorta, justo en el momento en que estaba dictando su curso. Bermúdez trabará contacto con Laura (Calu Rivero), la hermana de la víctima y comenzará a sospechar que el asesino podría ser el propio Gonzalo. Dicha convicción se convertirá en una obsesión, alimentada por la soberbia del alumno que pone en dudas la eficacia de la Justicia, en sus discusiones con el docente.
El joven director Hernán Golfrid vuelve a trabajar con Patricio Vega, quien ya había sido su guionista en “Música en espera”, su opera prima. El cambio de género, de la comedia a este drama policial basado en una conocida novela de Diego Paszkowski, está logrado y potenciado al contar con la muy buena fotografía de Rodrigo Pulpeiro y la acertada banda musical de Sergio Moure.
En el plano actoral son pocas las figuras conocidas, apenas Arturo Puig en el rol de un juez y las fugaces apariciones de Fabián Arenillas y el recientemente fallecido Antonio Ugo. Los casi debutantes Ammann y Rivero no pasan de un nivel discreto en sus respectivas actuaciones pero nuevamente Darín es la gran figura.
“Tesis de un homicidio” quizás necesitaba de un remate más contundente dada su condición de thriller pero, no obstante, logra su objetivo al mantener el interés y la incertidumbre sobre la verdadera identidad del asesino. El permanente choque entre ambos contendientes es uno de los puntos fuertes de este seguro éxito comercial que confirma que su director, de apenas 33 años, tiene cualidades que auguran un promisorio futuro.
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