Psicópata Americano 2.0
En Tesis sobre un homicidio, la película protagonizada por Ricardo Darín y que se estrena hoy en las salas porteñas, no hay uno sino dos obsesos: Gonzalo Ruiz Cordera (Alberto Amman) y el Profesor Roberto Bermúdez (Darín). La obsesión que comparten, si se quiere, es prácticamente la misma: dilucidar la validez de la eterna contraposición entre ley y justicia.
Gonzalo, de 23 años y recientemente graduado de abogado con medalla de honor en una universidad extranjera, vuelve a Buenos Aires, su ciudad natal, con el propósito explícito de cursar el seminario de posgrado dictado por el Profesor Bermúdez en la Facultad de Derecho de la UBA.
Gonzalo no es solamente el alumno más brillante de Bermúdez: es también el hijo de un viejo amigo, que ahora reside en el exterior con el resto de la familia. Bermúdez tiene vagos recuerdos de Gonzalo, de cuando era un chico de poquitos años.
El retorno de Gonzalo a Buenos Aires genera una cierta inquietud en el cínico, agotado y descreído Profesor Bermúdez. De alguna manera, es como si su viejo amigo Ruiz Cordera le encomendara al muchacho, dispuesto a cursar el prestigioso seminario de Bermúdez, cuya aprobación requiere la presentación de una tesis sobre alguno de los intrincados temas legales del curso de posgrado.
Uno de los temas debatidos más ardorosamente – el concepto de ley contrapuesto al de justicia – funciona como el mecanismo narrativo ideal que le permite al director desarrollar el tantas veces explorado tema del desafío entre dos intelectuales obsesionados con la idea de demostrar quién posee la verdad, retórica o real.
Basada en la premiada novela homónima de Diego Paszkowski, magistralmente adaptada por el guionista Pato Vega, Tesis sobre un homicidio, más allá de las diferencias técnicas y estílicas entre palabra impresa y película, es un hallazgo como ejemplo de trasposición y hasta de traducción de un tipo textual.
El resultado es un policial fuera de lo común que asesta un certero cross de derecha casi desde la primera escena, cuando el cadáver de una joven brutalmente violada y asesinada aparece misteriosamente en el estacionamiento de la facultad. El hecho policial deviene caso de estudio: Gonzalo intenta utilizarlo para demostrar empíricamente la conclusión de su tesis, y el Profesor Bermúdez no tarda en comprender que su alumno es un psicópata que comete un crimen simplemente para tirarle un anzuelo.
Si bien la novela de Paszkowski se desliza al mejor estilo del “fluir de la consciencia” de Joyce y de Virginia Woolf, más las referencias explícitas al Psicópata americano de Brett Easton Ellis, la adaptación cinematográfica, sin dejar de lado estas elucubraciones mentales, se desplaza hábilmente por otros carriles: los de un hardboiled auténtico, original y sutilmente psicológico.
En cuanto a las actuaciones, escasean los superlativos para adjetivar a ese maestro de la transformación llamado Ricardo Darín, tan maleable y consustanciado con su personaje que nadie, a pesar de su prolífica carrera fílmica, se atrevería a decir algo así como: “Uf, otra peli más con Darín haciendo de…” El profesor Bermúdez, como el actor mismo admite en la entrevista que acompaña esta nota, tiene ciertos puntos en común con el empleado judicial de El secreto de sus ojos. Pero ninguno de ellos tiene similitud alguna con el hosco, gruñón comerciante de barrio de Un cuento chino, ni con el sacerdote profundamente involucrado en causas sociales de Elefante blanco. Con su desempeño en Tesis sobre un homicidio, Darín vuelve a ganar por KO.
En el rol del brillante psicópata intelectual, Alberto Amman se maneja con dignidad y profesionalismo, como si él mismo y Darín fueran contrincantes. Si bien no se trata de un duelo actoral por la diferencia de edad, experiencia y solidez de uno y otro, Amman logra un merecido “aprobado”, no precisamente por el exigente, implacable profesor Bermúdez.
Laura Di Natale, el rol interpretado por la actriz Calu Rivero, adquiere más presencia y preponderancia en la adaptación fílmica si se la compara con el original literario. Hábil y pacientemente dirigida por Golfrid, Rivero se impone más por su belleza y la atracción animal que emana de su cuerpo que por sus virtudes actorales, más bien escasas.
En suma, Tesis sobre un homicidio es otra prueba, más allá del marco teórico, de que es posible hacer un excelente cine de género sin pasar por el cine arte pero sin soslayar tampoco el mainstream. La dupla Darín-Golfrid se las trae, y Tesis sobre un homicidio es nada más que el primer ejemplo de lo que pueden lograr en colaboración.