La última de Darín
La idea de ver a Ricardo Darín en una película de género, y dirigida por un director joven con una carrera prometedora, me produjo cierta ilusión. Hernán Goldfrid, el director, había debutado con la muy buena película Música en Espera, y había participado previamente como asistente de dirección en la gran Tiempo de Valientes de Damián Szifron. Lamentablemente el resultado no fue el esperado.
Tesis... narra la historia de Roberto Bermudez (Ricardo Darín), un abogado de extensa trayectoria, alcohólico (que solo toma Johnny Walker, gran auspiciante de la película) y algo obsesionado con los casos de asesinos seriales; que dicta un seminario en la facultad de abogacía de la UBA para jóvenes abogados, entre ellos Gonzalo Ruiz Cordera (Alberto Ammann), el hijo de una vieja amiga de él. La acción comienza cuando encuentran el cuerpo sin vida de una joven en el estacionamiento de la facultad y el Dr. Bermudez empieza a dudar de Gonzalo, su alumno. En toda la película intentará encontrar las pruebas para acusarlo del asesinato, que presume es algún tipo de juego macabro contra él. En el medio se cruzarán en un trío amoroso con Laura (Calu Rivero), la hermana de la víctima del crimen.
La película definitivamente no funciona. Está narrada de una forma lineal, y aunque está contada como un largo flashback no logra doblar mínimamente la recta e invariable trama. Los hechos se van sucediendo uno tras otro de manera ordenada, forzadamente conveniente y predecible. La película avanza y no se toma el tiempo para construir a los personajes ni para enriquecer la trama. Algunos escenarios incluso parecen, de tan convenientes y ordenados, algo teatrales; como aquel de la escena del crimen, con el cuerpo sin vida en el piso, Darín a su lado, y sus alumnos del seminario todos agrupados tras las cintas de contención, en una puesta en escena que se destaca por su artificialidad.
Los paralelismos entre esta película y El Secreto de sus Ojos son muchos y sospechosos, teniendo en cuenta que algunos de los productores son los mismos y la idea de repetir éxito debe estar dando vueltas. Ambos son thriller, con un asesinato de por medio y un investigador (en ambos casos interpretado por Darín) que intentará resolver el caso. El inconveniente es que en esta película se plantea únicamente una solución al problema, y es la que se va a barajar en toda la película. Poco antes de finalizar, amaga con la idea de que el protagonista está loco y creó todo en su perturbada cabeza. Finalmente la verdad le será revelada exclusivamente al público, en una escena final que emula al Rosebud de El Ciudadano.
Como cada vez que Darín participa en una producción nacional, sea del tono que sea, se ponen en su boca latiguillos humorísticos y aleccionadores, como si interpretara siempre a Marcos, aquel gran personaje de Nueve Reinas. Esto ya molesta, aunque no es algo que se le puede achacar exclusivamente a Tesis..., sino a todas las últimas participaciones del actor.
La mayoría de los problemas de la película parecen partir del guión de Patricio Vega, quién también escribió Música en Espera, que además de ser el debut cinematográfico de Hernán Goldfrid como director, fue el debut de él como guionista de un largometraje. Si bien el guión es una adaptación del libro de Diego Paszkowski del mismo nombre (libro que no leí ni leeré), no sería lícito pensar que tiene alguna responsabilidad en todo esto, toda adaptación cinematográfica debería velar porque el resultado sea lo más conveniente para el medio en el que se exhibe, independientemente de la fidelidad del relato.
En conclusión, Tesis Sobre un Homicidio es una película fallida. Aunque el cine nacional es cada vez más rico y variado, solo se exhiben en buenas salas y horarios las películas con mejor carnada, y hoy Darín es la lombriz más cotizada.