En Testigo de otro mundo, vamos a ver la historia de Juan, quien a sus doce años, tuvo una vivencia que lo marcó de por vida, ya que fue testigo presencial de un caso de ovnis. Ahora de adulto, vemos como vive retirado de la sociedad, con una angustia que nunca pudo sacarse y una historia que necesitaba ser contada.
Algo que tenemos que hablar y aclarar de entrada, es que Testigo de otro mundo no nos va a mostrar el fenómeno ovni desde la parte ufológica y técnica del suceso, sino que vamos a ver una historia de auto descubrimiento, y donde su protagonista, cierra una vieja herida emocional.
Así de a poco vamos conociendo sus raíces aborígenes, y cómo dicho encuentro, está conectado con sus antepasados, en especial, con su abuelo. De a poco el documental va mutando de tema, pero lo hace de forma tan natural, que como espectadores nunca nos va a molestar el cambio temático, ya que lo que se nos cuenta es bastante interesante.
La parte donde se hace foco en la ascendencia aborigen de Juan, no solo nos muestra más de la cultura de este pueblo; sino que incide bastante con lo que en realidad quería contar Alan Stivelman (director y guionista del proyecto), y es la historia de un hombre que decidió auto recluirse de la sociedad, al no sentirse amparada por esta cuando vivió algo tan traumante.
Si hablamos de los apartados técnicos, podemos decir que Testigo de otro mundo es muy bella de ver. Contrario a lo que pasa con muchos documentales, donde la calidad de imagen se siente bastante pobre, en esta ocasión vamos a tener no solo una buena dirección, sino un trabajo de imagen muy sólido. En especial donde se re crea el avistamiento vivido por Juan.
Testigo de otro mundo es una buena opción para ir al cine esta semana, si uno no es fan de los superhéroes y le quiere escapar a la ola de gente que va a poblar casi todas las salas. Con un tema interesante, un buen guión que va mutando y una historia por demás humana, estamos seguros que no va a dejar indiferente a nadie.