Desastre de culto
Para cualquier cinéfilo o conocedor de los nuevos mitos urbanos que nacieron junto con Internet y ahora también tienen su lugar en las redes sociales, hablar de The Room es hablar de un mito millenial del séptimo arte… y crean que no exageramos.
En el año 2003 un señor llamado Tommy Wiseau dirigió, produjo, escribió y protagonizó The Room, una película que no tuvo mucha repercusión hasta el momento en que se volvió un placer culposo de los espectadores marginales, de esos que disfrutan el absurdo, los especiales bizarros de medianoche, etc; razón por la cual se ganó la atención de los críticos, quienes la bautizaron “El Ciudadano Kane de las malas películas”.
Quien haya visto The Room sabe que se trata de una experiencia particular que va más allá de sus 99 minutos de duración, gozando de un universo propio y el bien ganado mote de película de culto. Por motivos como este, el actor y director James Franco decidió llevar a la pantalla grande la historia sobre cómo ese largometraje llegó a ser lo que es, y por sobre todo descifrar quién es realmente el enigmático señor Wiseau.
The Disaster Artist: Obra Maestra (The Disaster Artist, 2017) está basada en la novela homónima de Greg Sestero -amigo de Tommy Wisseau y co-protagonista en The Room- cuenta la razón fortuita mediante la cual Sestero conoció a Tommy y cómo se gestó la realización de la que para muchos es la peor película de todos los tiempos.
Franco interpreta a Wiseau en la película y por supuesto los momentos humorísticos están asegurados en cantidades exuberantes, pero posiblemente el mayor logro del director/actor sea la búsqueda del costado humano de Wiseau, un hombre enigmático de cual se especula mucho y sabe muy poco, incluso al día de hoy.
Desde luego es un film que pierde gran parte de su efectividad sin haber visto previamente la obra a la cual hacer referencia, o para aquellos neófitos de los memes y el humor vía web. La experiencia es similar a ir a ver a una banda tributo, donde uno sabe todo los trucos y los remates de cada canción, porque la película está diseñada para funcionar de esa forma; la simbiosis con el espectador avezado es una parte fundamental de su efectividad.
A Franco lo acompañan algunos de sus secuaces habituales como su hermano Dave, Seth Rogen y hasta Zac Efron, es una película que –al igual que su fuente original- comienza como el relato de un desastre pero se transforma hasta convertirse en una obra sobre la persecución de los sueños, el anhelo de fama y qué hacer cuando todo lo demás falla.