The disaster artist entra derecho a mi top ten del año. Es una película excelente en todo sentido.
Vale la comparación con Ed Wood (1994), aquella gema de Tim Burton sobre “el peor director de la historia de Hollywood”.
En aquella película se relata -entre otras cosas- el rodaje y estreno de Plan número 9 del espacio exterior (1959), que es considerada la peor cinta de la era clásica del cine.
Aquí pasa algo similar pero de la industria moderna.
En mi caso experimenté The room (2003) hace unos meses, cuando me enteré del ruido que venía haciendo The disaster artist. Finalmente le puse play y saldé una deuda que venía posponiendo hace años.
Fue una experiencia maravillosa y que merece un análisis aparte sobre lo genial que es por ser tan mala.
Eso que me pasó a mi le sucedió a legiones de personas alrededor del mundo, un verdadero culto hacia la obra de Tommy Wiseau.
Se habían escrito libros y hecho informes, pero James Franco tuvo la magnífica idea de llevar la historia al cine. Hacer una película sobre la realización de una película.
El resultado es inmejorable y Franco subió varios escalones tanto como realizador y como actor.
La puesta minuciosa que logra aquí es excelente, y se nota a la perfección en el montaje en paralelo sobre el rodante final.
Ahí es donde también uno puede apreciar la interpretación de Franco en todo su esplendor y su manera de encargar a Wiseau en todo sentido.
Asimismo, la película funciona muy bien como comedia y tiene escenas muy graciosas. Hacía mucho que no me reía así en el cine. Cada chiste y cada gag funciona muy bien, y con el gran agregado de que lo que vemos pasó en la realidad y/o en The room.
The disaster artist es una gran ejercicio cinéfilo porque desnuda a una producción de culto mediante una magnífica puesta narrativa con brillantes actuaciones.
No se pierdan esta joya (y vean The room).