“The Room”, dirigida por Tommy Wiseau en 2003, es considerada como una de las peores películas de la historia, debido a sus inconsistencias en el guion y estructura narrativa, sus personajes secundarios incoherentes y sin razón de ser y subtramas que no se relacionaban entre sí. Pero rápidamente, por su estilo bizarro y cómico (aunque sin buscarlo) se convirtió en un film de culto tiempo después. Realizada con más de $6 millones de dólares, alrededor de su rodaje y estreno se generó un halo de curiosidad y misticismo que hizo que James Franco decidiera llevar al cine las memorias de Greg Sestero, uno de los protagonistas del film.
“The Disaster Artist” se centra entonces en la realización de la película “The Room” de la mano de Wiseau y Sestero, quienes comenzaron con el sueño de consagrarse como actores en Hollywood y que finalmente culminó en llevar a cabo su propio largometraje.
Tanto para aquellos que tuvieron la posibilidad de ver “The Room” como para quienes desconocen su historia, “The Disaster Artist” es una propuesta que funciona desde distintos ángulos. En primer lugar, hay que hablar de la excelente labor de James Franco que, al igual que el protagonista del film, se pone en el papel del director y del actor principal. Si bien la comedia es un género que Franco conoce a la perfección, en este caso tuvo que realizar un trabajo extra al componer a un complejo y extraño personaje como Tommy Wiseau. Su acento particular, sus expresiones, su forma de hablar y manejarse, resaltan por sobre el resto de los roles viene interpretando en su carrera. Pero todo el elenco funciona como un engranaje y cada uno de los secundarios le aporta un valor agregado al film. Además, son todos actores de renombre como Dave Franco, Alison Brie, Seth Rogen, Zac Efron, Josh Hutcherson, entre otros, y hasta una participación de Bryan Cranston como él mismo.
Probablemente la historia de base ya haya sido demasiado buena para ser verdad (en medio de la película uno se pregunta si realmente fue todo tan así, porque resulta increíble, y confíen en que así fue), pero su adaptación le impone un toque de comedia muy particular que hará que el público se ría en todo momento. El film no decae en su hora cuarenta de duración, sino que su ritmo va creciendo poco a poco hasta su punto culmine.
En síntesis, “The Disaster Artist” es una obra magistralmente realizada que, independientemente de haber visto el film del que se habla, logra cautivar a la audiencia a partir de un personaje disparatado (pero increíblemente real), la reacción de los personajes secundarios y un guion que presenta un chiste tras otro, superándose a sí mismo.