Asesino por naturaleza
Richard "The Iceman" Kuklinski fue uno de los asesinos a sueldo más brutales de la mafia de EEUU. Se cree que entre mediados de los años 60 y mediados de los 80, cuando fue arrestado, mató a más de 100 personas. Lo curioso, sin embargo, era la "doble vida" que llevaba Kuklinski, quien supo ser un esposo y padre modelo mientras liquidaba a sangre fría a deudores y gangsters. Con esta jugosa historia, el director israelí Ariel Vromen construyó un thriller convencional, que nunca llega a brillar pero que tampoco decepciona. La película tiene un estilo seco, frío y duro, como su mismo protagonista, y se apoya en gran parte en el trabajo de Michael Shannon, que se luce en la piel de este asesino por naturaleza. El director no cae en la tentación de justificar al personaje, pero también es cierto que se queda a mitad de camino entre contar una historia de gangsters y hurgar en el perfil psicológico de Kuklinski, algo que finalmente no aparece. Aunque los personajes secundarios rara vez vibran, el elenco que los interpreta es notable. Ahí se destacan una recuperada Winona Ryder, el siempre efectivo Ray Liotta y un irreconocible Chris Evans, que deja por un momento el traje de Capitán América para convertirse en un asesino entre pintoresco y abominable.