De no ser por la brillante y temeraria actuación de Michael Shannon, The Iceman sería una biografía criminal que pasaría de largo en muchos casos. El film del irsaelí Ariel Vromen es una mirada muy artesanal y casi íntima sobre las andanzas del notorio asesino Richard Kuklinski, apodado por la prensa "El Hombre de Hielo" por la frialdad con la que, en su carrera laboral, se despachó a más de cien personas.
Sin engañar a nadie, el guión de Vromen junto con Morgan Land es algo que se ha visto y escuchado muchas veces tanto en cines como en series, pero que les sirve como lineamiento general para desarrollar a la figura del asesino con una familia que no sabe que el patriarca mata gente para mantener su rutinario coste de vida. El digno trabajador de doblaje pornográfico que se ve metido en una mafia -a la cabeza de un interesante Ray Liotta- para ir escalando de posición, hundiéndose más y más en la vorágine de la adrenalina que conlleva quitarle la vida a otro. Shannon es el amo y señor de la película en todo momento, demostrando que es uno de esos actores camaleónicos que tanto hacen falta en las pantallas. Implacable e imparable, su reputación como un artista en el asesinato crece con cada golpe dado, empujándolo hacia un inevitable final. Dentro de la trama, hay varias escenas que destacan por la inquietud que generan o por el simple hecho de estar bien filmadas, como la muerte de un joven cineasta porno o el crimen en la pista de baile al ritmo de Heart of Glass de Blondie.
Vromen utiliza una muy fría e intensa fotografía de Bobby Bukowski para transportar al espectador a los años '60, '70 y '80 en donde transcurre la acción, y también para generar un sobrio contraste con el ambiente en donde se maneja su protagonista, el gélido Sr. Kuklinski, y sus socios en el crimen. Aparte de Shannon y Liotta, podemos encontrar más sorpresas en la adición de un -en principio- irreconocible Chris Evans, dejando a un lado el traje de Capitán América y convirtiéndose en un heladero que le agrega una pizca de humor -negro, obviamente- a la acción, y que resulta un soplo de aire fresco en la carrera del joven actor. También podemos ver el costado dramático de David Schwimmer como el protegido de un jefe mafioso o el convincente retorno de Winona Ryder como la abnegada y sencilla esposa del asesino.
The Iceman no aburre en ningún momento y no pretende pasar a la historia con su retrato completo de la psiquis de un asesino y el movimiento criminal mafioso de Nueva York, pero trabaja con el material a disposición de una manera correcta y entretenida, exprimiendo al máximo a su laureado elenco.