Alan Bennett es el autor de muchas historias que llegaron a la TV y el teatro, pero la que describió en The Lady in the Van la vivió en carne propia cuando aceptó que una mujer indigente estacionara su camioneta frente a su casa durante quince años.
Con la casa a cuestas
Alan Bennet ya era relativamente conocido por su carrera como actor y autor de numerosas obras tanto de teatro como de televisión cuando a finales de los sesenta se instaló en su nueva vivienda de Londres, donde para entonces ella también era un personaje conocido en el barrio. A pesar de que los vecinos sabían poco y nada de su vida anterior, la consideraban casi parte del paisaje o una forma de atenuar su culpa burguesa, por lo que simplemente la observaban mudando caprichosamente la camioneta donde vivía frente a las distintas viviendas, como repartiéndose el deber de soportar su apestosa y nada amigable presencia. Pero aunque los vecinos más cercanos la toleraban, para otros era blanco de ataques y burlas, algo que distraía mucho a Alan mientras intentaba escribir frente a la ventana cuando ella eligió la casa frente a la suya para instalarse. Autoconvenciéndose de que perdería menos tiempo defendiéndola si tuviera un lugar mas protegido donde estacionarse y que en pocas semanas seguiría su camino hacia otro lugar, la invitó a instalar la vivienda móvil en su cochera sin esperar que las semanas se convertirían en años ni que la antipática mujer se convertiría en una parte importante de su vida.
Liberal, intelectual y culposo
Alan Bennet ha declarado varias veces que su decisión de permitir a miss Shepherd instalarse en su entrada fue menos filantrópica de lo que parece y que si nunca hizo nada para echarla fue más por pereza que benevolencia, algo que se ve reflejado en la película aunque su versión ficticia también deje entrever otros motivos mas personales para acercarse a la mujer, a la vez que en conversaciones consigo mismo y algunos de sus particulares vecinos realiza varias sutiles críticas a como trata a los menos privilegiados la sociedad burguesa de la que se reconoce parte.
Al igual que la vida de Alan Bennett, The Lady in the Van es una historia conocida en Inglaterra que comenzó como una obra de teatro que fue adaptada luego para la radio antes de llegar a la pantalla. Las primeras dos veces Maggie Smith también ocupó el rol protagónico y recibió premios por su trabajo, por lo que no sorprende que su interpretación sea el punto más alto de la película pero sí llama la atención que con tanta práctica el guión no logre establecer una historia con ritmo interesante mas allá de una secuencia de extrañas anécdotas contadas por un testigo con experiencia en embellecer la realidad. Mientras las reflexiones de Alan y sus intercambios con miss Shepherd logran captar temporalmente la atención con la mezcla de drama y comedia ácida clásica del cine inglés, los continuos intentos de establecer misterios sobre el pasado de la mujer y del por qué vive de esa manera cuando se intuye que podría estar en otra situación fallan continuamente y hasta pareciera que no supieran resolverlos cuando tienen que dar un desenlace a una historia que nunca fue realmente a ningún lado.
Conclusión
Quizás sea necesario tener incorporada la historia y sus personajes como algo del saber popular para apreciarla, pero The Lady in the Van pasa desapercibida en casi todo lo que intenta, sin generar mucha empatía con sus personajes ni brindando una buena historia.