Maggie Smith ennoblece todo lo que toca
Gloucester Crescent es una callecita curva, de pocas cuadras, cerca del mercado callejero de Camden Town, en Londres. Ahí vivía, cuando ya era cuarentón, el escritor Alan Bennett. Y ahí, frente a su casa, un día estacionó su vieja camioneta una vieja impresentable. Estacionó y se quedó a vivir. Era una homeless. Gruñona, para colmo. Y de una dignidad muy british. Luego, como los muchachones habían tomado de punto la camioneta, Bennett le ofreció estacionar de noche en un rincón de su propiedad. Y la vieja se agarró del codo. Quince años, nada menos, hasta 1989.
De la trabajosa, curiosa, no siempre piadosa, pero muchas veces instructiva e inspiradora relación del escritor con su extraña inquilina a lo largo de tanto tiempo habría de surgir un librillo de memorias editado en castellano como "La señora del furgón" (2004) y "La dama de la camioneta" (Anagrama, 2009). También, una exitosa obra de teatro en 1999, y una versión radial en 2009, ambas protagonizadas por Maggie Smith. A quien corresponde llamar por su título nobiliario: Dame Maggie Smith. Hubiera sido lógico hacer la versión cinematográfica en el 2019, pero Bennett y Smith prefirieron adelantarse un poco. Ambos ya pasan los 80 años.
La película tiene la gracia y la suspicacia del libro, que entremezcla anécdotas a veces chirriantes, observaciones sociales con y sin cargos de conciencia, recuerdos de una época histórica (los coletazos del Estado de bienestar en retirada), varios toques sentimentales y, lógicamente, el retrato de una mujer con síndrome de Diógenes, en este caso una inglesa típica del siglo XX mejorada, casi diríamos embellecida, por la grata interpretación de doña Maggie. Actriz formidable, ella ennoblece casi todo lo que toca.
En la dirección, Nicholas Hytner, que ya había hecho dupla con Bennett en "La locura del rey Jorge", "The History Boys" (aquí directo en video como "Haciendo historia") y varios programas del "National Theatre Live". En el personaje del escritor, el actor Alex Jennings. Y en bicicleta a modo de cameo, el propio Alan Bennett. Una lástima que esta película se haya estrenado sin aviso suficiente.