Los años 50 estadounidenses son el marco ideal para contar la historia del encuentro entre dos mundos: el de “El Maestro” Lancaster Dodd con el del ex marine de guerra Freddie Quell; y para esta tarea no hay nada mejor que un director ecléctico, impredecible y virtuoso como lo es Paul Thomas Anderson quien ya asombró y regocijó con las excelentes: Sydney (1996), Boogie Nights (1997), Magnolia (1999), Embriagado de amor (2002) y Petróleo sangriento (2007).
Las relaciones paterno-filiales conforman marcadamente el universo andersoniano y The Master no es la excepción. Freddie parece necesitar de un padre, de un guía, y Lancaster (a pesar de tener hijo propio) siente el deseo de adoptarlo como su retoño; y así, como toda relación familiar cercana, tendrán diferencias, deslumbramientos, obsesiones y situaciones de amor-odio. Cada uno opera como la salvación (y también como la inspiración) en el otro, no obstante Lancaster desborda ilustración y Freddie primitividad e instintos.
The Master mientras muestra la convivencia de los opuestos narra cómo funciona –es decir, el detrás, la cocina- una religión (“La Causa”) en plena consolidación pero no por eso exenta de las más feroces críticas hasta por parte de sus más fervorosos fieles; en ese proceso saldrán a la luz también las contradicciones y la negación de las mismas. Anderson se vale de un ingenioso y desestructurado guión para “denunciar” a la hoy tan en boga cienciología y a su creador: L. Ron Hubbard; Pero toda gran cruzada religiosa no sería posible si no hubiese una figura capaz de controlar, calmar y poner orden: Peggy, la última joven esposa de Dodd; vale aclarar que ésta no es la única mujer de peso en la historia, Doris la acompaña en importancia aunque su imagen aceche desde otro lugar; sin embargo, hay que decirlo, el realizador sin dudas utiliza el tema místico como excusa para hablar de lo que realmente le interesa: la complejidad de la condición humana.
En medio del ascenso cienciológico y de la guerra fría (con su acoso comunista incluido) se irán develando los miedos, fracasos y aspiraciones de Freddie, quien a los ojos de todos debe “curarse” espiritual y psíquicamente por lo que deberá someterse a sesiones de hipnosis y grabaciones si quiere quitarse los traumas de vidas pasadas que ha heredado.
Los actores protagónicos (Joaquín Phoenix, Philip Seymour Hoffman y Amy Adams,) y la fotografía de The Master no podrían haber sido mejores, derrochan excelencia; eso sí, para completar el deleite visual, el relato está atravesado por el movimiento del mar y por la música del excelente Jonny Greenwood (guitarrista de Radiohead).