Dos náufragos de la vida
La Segunda Guerra Mundial dejó graves secuelas en millones de hombres y mujeres. Luego de la conflagración muchos ex combatientes intentaron reintegrarse a las sociedades a las que pertenecían con diversa suerte. Freddie Quell (Joaquin Phoenix) fue uno de esos ex soldados que, vagando en busca de un destino esquivo, se cuela una noche en un barco donde se realiza una extraña fiesta previa a la partida, y se convierte en polizón involuntario de un viaje sin destino. El hombre al que la guerra le quitó el equilibrio emocional conoce así a Lancaster Dodd (Philip Seymour Hoffman), un enigmático personaje que cuenta con un grupo de acólitos que siguen sus peregrinas teorías esbozadas en “La Causa”, un libro que pretende resumir las ideas directrices de un nuevo movimiento espiritual. Sobre esa base, el director Paul Thomas Anderson reconstruye una historia que parte de hechos reales y ofrece un duelo actoral digno de verse. Las composiciones logradas por Joaquin Phoenix y Philip Seymour Hoffman son brillantes, aunque luzca más la labor del actor que alguna vez personificó a Johnny Cash en el filme “Johnny y June”. Phoenix asume el rol de un hombre solitario que no consigue encajar en el mundo que dejó antes de ir a la guerra. El gurú que lo adopta se aprovecha de sus debilidades y lo convierte en su hombre de confianza. Una historia brumosa, narrada con pericia y buenas imágenes que muestra a dos actores en la plenitud de sus carreras.