Luego de ser nombrada ministra de salud del Gobierno británico, una mujer organiza una fiesta para celebrar el acontecimiento con sus seres queridos. Pero, tal como se ve en la primer toma de "The Party" de Sally Potter, con la funcionaria sosteniendo una pistola, distintas revelaciones se desencadenan en la fiesta.
Filmada en un blanco y negro que logra algunas imágenes atractivas, Sally Potter urde una comedia de costumbres muy dialogada, casi al punto de lucir como teatro filmado, a pesar de que es un guión original de la directora de "Orlando" y "La lección de tango". Las situaciones se van volviendo más intensas a medida que las revelaciones se acumulan, incluyendo una enfermedad terminal y una pareja de lesbianas que, gracias a la inseminación artificial, esperan trillizos. A eso hay que agregarle una serie de infidelidades que se descubren a lo largo de los escasos 71 minutos de metraje. Las buenas actuaciones ayudan a disfrutar de esta reunión de gente civilizada, aunque el que realmente se luce es Bruno Ganz como un aromaterapeuta totalmente fuera de lugar en la fiesta de la ministra.