Sátira sobre los intelectuales y la política, sátira sobre familias, parejas, infidelidades y sexualidades (aunque todo el mundo anda todo el tiempo vestido), subrayado todo con un blanco y negro que parece totalmente decorativo. Más cercano al teatro -a cierto teatro burgués culposo, digamos- que al cine, tiene la ventaja de un gran elenco (Scott Thomas es extraordinaria) que nos hace pasar un buen rato aunque el trago sea bastante soso.